Parece mentira que estamos ya finalizando el décimo mes del año. Un par de meses atrás estábamos envueltos en la algarabía del regreso a clases y buscábamos la mejor manera de que llevaran en su lonchera para el almuerzo un trocito del sabor de la cocina casera que tanto les gusta.
Pero, hoy estamos ya metidos en la fiesta de Halloween y la celebración de Día de Muertos, y muy pronto, estaremos ya pensando en la Navidad. Todo ello, de cierta manera nos hace olvidarnos de la importancia de que el lunch que llevan nuestros niños al colegio y nosotros al trabajo, sea variado y nutritivo. Por esto, hemos preparado algunos consejos para que el almuerzo que llevas al colegio o al trabajo no sea siempre el mismo.
Comenzaremos recordando que lograrlo no debe ser tarea complicada, y la mayoría de las veces, basta con que en nuestra despensa y en nuestro refrigerador tengamos los ingredientes correctos, y claro está, que nos demos unos minutos para pensar como combinarlos y otros minutos para prepararlos.
Tener a la mano queso y frutos secos
A menos que tengamos alguna razón para no consumir lácteos, siempre es buena idea tener a la mano un trozo de algún queso duro o semiduro, como lo son el parmesano, el gouda, el emmental, el manchego o el cheddar, por mencionar alguno. Así como una variedad de frutos secos, que bien podemos almacenar en recipientes herméticos para mantener sus propiedades.
Con estos ingredientes, en cuestión de minutos podemos preparar una ensalada especial, haciendo que nos deje más satisfechos, pues tanto los frutos secos como el queso están llenos de grasas saludables. También podemos hacer unas tostadas de pan, combinando los diferentes sabores de éstos ingredientes para dar paso a diferentes bocadillos.
Mezclar y combinar los ingredientes
En la cocina, la preparación de nuestros alimentos consiste en este principio básico, pues el mezclar y combinar ingredientes con texturas y sabores diferentes es lo que hace que una comida sea especial. No hay que olvidar además, que una de las maneras más fáciles de transportar la comida es hacerlo dentro de un pan, y si además lo arreglamos cuidadosamente, lo colocamos en un recipiente poco profundo o envuelto en papel encerado, nos hará sentir más cómodos y animados a probarlo.
Esto nos puede servir para ir ocupando todo aquello que nos queda de sobrante al cocinar. En nuestro refrigerador seguramente encontraremos algún huevo, una pieza de alguna verdura que ya no ocupamos, algún restante de unos chiles enlatados o aceitunas, un poco de mayonesa o mostaza, y varios ingredientes más. Y por difícil que parezca creerlo, de todos ellos podemos sacar un bocado exquisito.
Incluso, debemos atrevernos con combinaciones que nunca antes hemos probado, como por ejemplo, un trozo de queso salado con alguna mermelada, unos gajos de naranja bañados en chocolate, unos aguacates horneados con huevo, y mucho más. Por si necesitamos un motivo más, este hábito nos ayudará a desperdiciar menos comida.
Cuidar la calidad de nuestros ingredientes
El que los ingredientes que combinamos sean de buena calidad, harán que nuestro lunch tenga un sabor más agradable, y esto automáticamente repercutirá de manera positiva en la manera en la que nos concentramos en nuestras actividades diarias.
De allí, que sea bueno tener en nuestra despensa aquellos ingredientes que son nuestros favoritos, como por ejemplo unas buenas aceitunas, un poco de membrillo, alguna variedad de carnes frías, fruta en almíbar, unas galletas saladas o unas tostadas, unos crutones, un buen aderezo o vinagreta, etcétera; además, no hay que olvidar que todos ellos los podemos combinar con verduras y frutas frescas, y que si buscamos las combinaciones que más nos gustan, pronto nos haremos el hábito de llevar con nosotros un almuerzo sano y variado.