Las milanesas de pollo son esos platillos que indudablemente le gustan a todo el mundo, especialmente si vienen acompañadas de un rico espagueti rojo con crema y queso, puré de papa o papas a la francesa. Las milanesas de pollo son de esos platos que escogemos casi que con los ojos cerrados en cualquier restaurante, porque sabemos que es el platillo seguro que siempre vendrán bien.
Una de las versiones más clásicas e infalibles de este versátil platillo es la Milanesa a la Cordon Bleu. En realidad es una receta sumamente sencilla, pero con un sabor inigualable. Se trata de un rollito de pechuga de pollo que se rellena con queso mozzarella o manchego, de esos que gratinan tan bien que salivamos con sólo verlos, y van acompañados de pechuga de pavo, salami, jamón y, como en esta receta preparada para los amantes de los sabores fuertes y profundos, con jamón serrano.
De entre todos los jamones, el jamón serrano es uno de los más ricos, debido a su proceso de curación con sal, al que se le deja secar, madurar y envejecer de una forma tan sublime que nos ofrece todo un manjar.
Tal vez no lo incorporamos tanto en nuestra dieta porque no sabemos cómo ni con qué acompañarlo, más allá de las clásicas tapas españolas. Así como cuando yo descubrí esta receta, aseguro que ustedes no van a dejar de salivar de sólo pensar en ellas. ¿Lo mejor de todo? Puedes prepararlas tanto en un día especial como en un día como cualquier otro en el que sólo quieras consentirte a ti y a tus seres queridos.
Tomamos nuestra primera pechuga de pollo y la colocamos sobre una superficie plana. Esto dependerá de la forma que tenga nuestra pechuga: si está todavía ‘gordita’ vamos a hacerle un corte transversal y rellenamos con una loncha de jamón serrano y una rebanada de queso manchego. En caso de que ya esté extendida, solo colocamos el relleno y ‘cerramos’ la pechuga doblando.
En un plato hondo cascamos los huevos y los batimos con ayuda de un tenedor. Podemos un plato extendido con el pan molido y otro con la harina. Los colocamos en orden, como nuestra estación de empanizado.
Ahora comenzamos a empanizar los cuatro filetes de pechuga de pollo: pasamos los filetes por la harina, retiramos el exceso con cuidado y los sumergimos en el huevo batido. Una vez que esté bien cubierto, lo recubrimos con el pan rallado, presionando un poco con los dedos para que los filetes queden bien sellados.
En una sartén profunda colocamos suficiente aceite para cubrir, y calentamos a fuego alto, esperando a que empiece a formar burbujas muy pequeñas. Una vez que se formen, baja el fuego a temperatura media / media-alta.
En ese momento comenzamos a freír las milanesas de pollo durante un par de minutos por cada lado. No debes añadir más de dos milanesas a la vez, para evitar que la temperatura baje demasiado, aunque lo ideal es que prepares una por una.
Una vez que la milanesa adquiera un color dorado, retiramos y colocamos sobre un plato con una toalla de papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
¡A disfrutar!