Los niños han vuelto a la escuela y es muy probable que ya sientas encima la presión de mandarlos todas las mañanas con un lunch que les guste y al mismo tiempo los nutra. Haces bien: hay que poner muchísima atención a lo que consumen fuera de casa, especialmente porque se trata de edades en las que se definen muchos de sus hábitos futuros.
A continuación te compartimos algunos consejos prácticos para que estés más tranquila, ellos lo disfruten y, como consecuencia de todo, los hagas más felices y tengan mejores rendimientos. Toma nota y, de poder hacerlo, aplícalos mañana mismo. Recuerda: siempre es por su bien.
Algo muy básico es que siempre busques que en su comida haya combinados cereales y tubérculos, así como frutas y verduras. Si puedes, preséntales los alimentos de formas creativas: usa cortadores que logren figuras divertidas, o ingredientes con colores vistosos. Lo amarán.
Desde que tus niños sean muy pequeños háblales de lo mala que es para su salud la comida chatarra. Recuerda que la mayoría de ella está compuesta por harinas ultraprocesadas, altos niveles de grasas saturadas, así como cantidades exorbitantes de sal y azúcares. Sólo déjalos comerlas muy de vez en cuando (para que tampoco sientan que son un tabú y que hay deben aprovechar cualquier situación fuera de tu supervisión para consumirlas) y nunca, nunca, nunca, se las dés de recompensa por algún logro.
Si vas a mandarles sándwich (lo cual entendemos que ocurra de vez en cuando, pues no siempre contamos con mucho tiempo por las mañanas), procura hacerlo con panes integrales de panadería, no de caja ni de los que sueles comprar en el súper. Con ello estarás asegurándote de darles harinas de mayor calidad y con más granos.
- Relacionado con el punto anterior: intenta alejarlos de los embutidos, ya sean jamones o salchichas. Se ha descubierto que no son de gran valor nutrimental y que encima contienen muchos conservadores que, de ser consumidos durante tiempos prolongados, multiplican las posibilidades de padecer cáncer.
Busca que los quesos que ocupes en su lunch sean frescos y lo menos amarillos que puedas. Así le brindarás calcio, proteínas animales y grasas naturales, sin tanto aporte de calorías.
Enséñales desde casa el amor por las aguas frescas de frutas de temporada. No es tan difícil: más bien es algo que tienen que ver ejemplificado en el hogar. Háblale de lo dañinos que pueden ser los refrescos y demás bebidas embotelladas con altas cantidades de azúcar y carbonatación excesiva.
Procura que su paladar no se acostumbre tanto a lo dulce desde que son pequeños: si les mandas cubos de fruta intenta disminuir la cantidad de mieles, mermeladas o yogures que les adicionas.
Provéelos de una bolsita pequeña de frutos rojos secos o nueces. Sólo asegúrate de que no rebasen las 150 kilocalorías por porción. Los niños de primaria, por ejemplo, es mejor que sólo hagan una comida y tengan aparejado también un solo snack.
Sé creativa. Busca cambiar todos los días sus menús. Tú sabes cómo son los niños. Si se aburren de una comida, empiezan a tomar aversión por ella. Te recomendamos que sigas de cerca las recetas que te compartimos en Directo al Paladar México, para que siempre tengas ideas nuevas.
Fuentes: Maestros de México | Telemundo | Telediario