Uno de mis recuerdos favoritos de la niñez es ese en el que voy caminando entre los coloridos puestitos del tianguis de los sábados, con un paquete de gorditas de nata recién salidas del comal en una mano. Eran mi debilidad: ya saben, son esponjocitas, dulces, calentitas y con un sabor super reconfortante. Toda persona adulta y no adulta que ha vivido esta experiencia gastronómica en México, puede saber de lo que estoy hablando.
Estos deliciosos antojitos callejeros los podemos encontrar usualemte en ferias, tianguis, kermeses y afuera de las iglesias en los domingos: las gorditas de nata son un postre mexicano que, aunque es muy sencillo y económico de preparar, sorprende a todos con su increíble sabor.
¿De dónde salió este manjar?
Existen diferentes versiones de donde se originó esta riquísima receta, de lo que sí estamos seguros es de que estas, al igual que sus primas, las gorditas de chicharrón, son de las favoritas de todos los mexicanos y proceden de la antiquísima manera de consumir el maíz en una masa mezclada con una serie de ingredientes que heredamos de los pobladores del México precolombino.
Según el Heraldo de México, estas delicatessen mexicanas se originaron en las comunidades purépechas originarias de Michoacán y Guerrero, a estas les llaman Toqueras, que era básicamente una tortilla gruesa elaborada a base de maíz mezclado con piloncillo y bicarbonato de sodio; en un principio estas no solían consumirse como postre si no para acompañar la comida y con el tiempo se les fueron agregando otro tipo de elementos dulces y de olor, como la nata.
Hoy en día estas suelen ser muy populares en los estados del centro de la República como la Ciudad de México, Morelos, Estado de México e Hidalgo, en donde se sabe que estas son consumidas desde hace más de un siglo, desde hace unos años estas se pueden encontrar en las casetas y puestos ambulantes de las principales autopistas del centro del país, en donde sirven para satisfacer y hacer más dulce el transcurso de viajeros.
Fotografía obtenida de Wikimedia Commons por Luisalvaz
Con un batidor de globo, mezcla la nata, la leche condensada, la vainilla y los huevos hasta lograr una mezcla homogénea.
Mezcla el polvo para hornear y la harina para incorporarlo más fácilmente a la mezcla.
Poco a poco ve añadiendo la harina y el polvo para hornear sin dejar de batir hasta lograr una masa homogénea.
Con un rodillo estira la masa hasta dejarla con grosor de 1 a 1 1/2 cm.
Ayudándote de un cortador o la orilla de un vaso corta piezas redondas y cocínalas con el comal a fuego bajo por ambos lados hasta que estén cocidas y ligeramente doradas.
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