Aunque es lo ideal, no siempre tenemos tiempo para cocinarnos las tres comidas reglamentarias del día en casa. Ya sea por practicidad, falta de tiempo y hasta por antojo, eventualmente caemos en un puestillo a mitad de acera donde encontramos algo para comer rápido y rico.
Pero no siempre es tan bueno como pensamos. En realidad, comer en la calle conlleva riesgos que es mejor prevenir. A nadie le gusta andar mal del estómago, ¿cierto? Acá te damos algunas claves para que, si es irremediable que comas fuera, no la pases mal y lleves al mínimo las posibilidades de enfermarte.
¿Qué riesgos corres al alimentarte de esta manera?
Antes de pasar al listado, toma en cuenta lo siguiente. Cuando ingieres algo contaminado, mal cocido o preparado con prácticas de higiene dudosas, te expones a padecer salmonella, que puede darte fiebre, diarrea, cólicos abdominales, dolor de cabeza, náuseas, vómito y hasta pérdida del apetito.
También puedes presentar enfermedades gastrointestinales causadas por bacterias, parásitos y virus, que provocan deshidratación por cuadros de diarrea aguda, o contraer escherichia coli.
Ahora bien, ¿cómo prevenirlo si no puedes comer en casa?
De preferencia compra en lugares donde haya sellos de Salubridad. Y no solo eso, sino que sus permisos sigan vigentes y tengan fechas de inspecciones aprobadas recientemente.
Como los alimentos tienden a contaminarse más en contacto con polvo de la calle, así como con la exposición directa del sol (que alienta su descomposición), busca sitios techados y que tengan la comida encerrada en vitrinas de cristal (limpio) sin huecos.
Asegúrate que quien prepare la comida tenga su uniforme (o su mandil) bien limpio, así como que use guantes, una cofia y tapabocas.
Pregunta por el origen del agua con el que preparen las bebidas. Sentimos decirte que hay infinidad de lugares donde la preparan ahí mismo, pero con agua de la llave.
Si hay moscas, cucarachas y ratones, huye. Simplemente huye.
Algo muy importante: fíjate bien en que no toque de ninguna manera dinero, ni siquiera cuando se quite los guantes. El cobrador siempre debe ser otra persona.
El lugar debe tener un suministro visible de agua. Esto, debido a que ello asegura que lavan ahí mismo sus platos, vasos y cubiertos, y porque tú mismo puedes enjuagar correctamente tus manos antes y después de comer o ir al baño. De igual forma es casi garantía de que tienen posibilidad de mantener su local mucho más aseado en cualquier momento.
Básico: el establecimiento debe tener refrigerador, a menos que lo que venda sea totalmente imperecedero.
Evita por todos los medios comer algo frito en un aceite que no sea nuevo. Cuando un aceite está quemado forma compuestos tóxicos que aumentan el riesgo de padecer cáncer, trastornos cardiacos y problemas en el sistema inmune. Además es muy posible que de esta forma te comas pedacitos de la comida de otra persona, que se quedó en el cazo.
Fuentes: El Diario | La Patria | Espacio Saludable