Triste, pero cierto. De acuerdo con Oceana, una ONG que busca cuidar los oceános del mundo, la venta de bacalao en nuestro país (especialmente en épocas cercanas a Navidad y Semana Santa) es motivo de fraude. La razón: en vez de realmente vendernos el pescado, con mucha frecuencia nos dan tilapia o tiburón. Y lo ofertan por igual al mismo precio.
Por ejemplo: un kilo de supuesto bacalao puede encontrarse en 220 y 300 pesos, cuando en realidad es tilapia, que cuesta cerca de 85. Esto no ocurre siempre, es importante decirlo. Pero la práctica se está haciendo común.
A esto hay que sumar que, especies como el tiburón, están amenazadas, de acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Oceana encontró que 31.5% del bacalao que se analizó en restaurantes, supermercados y pescaderías, solo en la CDMX, en promedio, no correspondían realmente a carne de bacalao, cuando se les ofrecía con tal denominación.
¿Cómo evitar que eso te ocurra a ti?
Es difícil. Y es triste decirlo. Esto, debido a que los métodos utilizados por Oceana se basaron en estudios de ADN de los animales. Eso, claro, es casi imposible que podamos hacerlo nosotros mismos. Incluso alguien muy avezado en la textura y características generales del pez, podría equivocarse.
La solución está en que las autoridades que abogan por los derechos de los consumidores en el país, recrudezcan los estándares que deban cumplir los productos que se ofrecen al público. Ojalá eso ocurra pronto. Porque no se vale.
Fuentes: Sin Embargo | RíoDoce
