Disfrutar de una buena cerveza no solo depende de lo buena que sea la bebida, sino también de que sepas hacerlo correctamente. La elaboración de una chela conlleva tantos cuidados y pasión por parte de los maestros cerveceros, que el mejor homenaje que podemos hacerle a eso es tomarla correctamente para apreciar todos sus detalles y características.
Hablamos con Andrea Vázquez Azpíroz, sommelier y actualmente directora de la Asociación Cervecera Mexicana (Acermex), para que nos instruyera en la materia y nos diera consejos prácticos y útiles, incluso si no tienes nada de experiencia en esta noble labor artesanal.
A continuación, te presentamos lo más importante a tomar en cuenta:
Antes que todo, debes saber que el sentido más importante para esto, y sobre el que recae el 90% de la experiencia, es el olfato. Si estás enfermo del sistema respiratorio, quizá no sea el momento para catar cerveza. Ni ninguna otra bebida.
No te desesperes si las notas que vienen señaladas en la etiqueta de la cerveza no son las que tú percibes. La memoria olfativa es completamente subjetiva e individual.
La chela no es clara u oscura. Hay muchos estilos que pueden ser de una u otra tonalidad. Uno de nuestros principales retos es saber identificarlos.
Una cata de cerveza se hace en vaso. Nunca en la botella.
Las catas se hacen en tres fases: la visual, la olfativa y gustativa.
Durante la fase visual tienes que observar la espuma: qué tan algodonosa o no está.
También debes observar bien el color: pueden ir del amarillo claro en una lager, hasta el casi negro en una stout.
Las cervezas también van de lo traslúcido a lo turbio.
Durante el proceso olfativo, la mejor recomendación es meter lo mejor que puedas la nariz al vaso e intentar reconocer aromas. Intenta describirlos. No te limites.
En la fase gustativa comprueba qué tan carbonatada, está mediante un trago pequeño.
En boca uno confirma el sabor, el equilibrio del alcohol, así como la permanencia de los aromas.
Otra cuestión a tomar en cuenta es la temperatura en que la sirves. Nunca debe estar “muerta”, ni a temperatura ambiente. Lo más recomendable es que leas en la etiqueta cuál es la sugerencia de servido.