Las enchiladas ocupan un puesto importante dentro de la lista de antojitos de la cocina mexicana: en toda casa mexicana se está acostumbrado a comer un buen plato de enchiladas verdes con mucha cebolla, queso y crema.
Las enchiladas son un platillo relativamente sencillo, pero con un sabor cautivador: están elaboradas con tortillas de maíz, bañadas en salsa de chiles y rellenas de algún guiso. Existen tantas variedades de enchiladas como hay peces en el mar. Tanto, que diario podemos comer una receta distinta cada día de la semana. El día de hoy, le damos la oportunidad a una versión vegetariana: enchiladas poblanas rellenas de champiñones.
Esto se debe a que las enchiladas son de los platillos que más se nos antojan a la hora del desayuno, especialmente cuando necesitas un aperitivo delicioso pero llenador. Aunque, en realidad, se pueden comer a cualquier hora del día, porque siempre se antojan.
Son uno de los platillos más populares en todo México, porque además de tener muchísimo sabor, son muy fáciles de preparar y realmente lleva ingredientes que puedes encontrar en cualquier cocina mexicana. Sin embargo, hay veces en las que pasa que se te olvidó comprar el pollo, no tienes tiempo para prepararlo o, tal vez, tienes ganas de probar un nuevo estilo del platillo.
Normalmente las enchiladas van rellenas de pollo, pero hay veces en que queremos comer algo más ligero, puedes prepararlas con relleno de queso panela, con papa, con flor de jamaica o de calabaza, hasta con esta versión que sencillamente se robará tu corazón: unas enchiladas poblanas rellenas de champiñones.
Para asar los chiles:
Colocamos los chiles, ya limpios, directamente sobre la llama de la estufa y los dejamos asar hasta que veamos que la piel comienza a tornarse de color negro y se puede desprender. Los volteamos periódicamente para que queden asados de forma uniforme.
Una vez que estén completamente tatemados los colocamos dentro de una bolsa de plástico que a su vez cubriremos con una toalla de cocina. Los dejaremos asarse en su propio vapor por otros 10 o 15 minutos, hasta que afloje su piel.
Después de que haya pasado ese tiempo, podrás darte cuenta de que la piel de los chiles se desprenderá fácilmente. Con ayuda de un cuchillo, haz una ranura por el lado del chile y quitamos el nucleo con semillas y las venas. Luego limpiamos la piel del chile frotando con los dedos o con una toalla de papel hasta que quede lisa por ambos lados, sin costras ni chile.
Recomendamos que te laves muy bien las manos después de este proceso y que antes de eso, por nada del mundo, te toques la cara, ya que podrías irritarte.
Para el resto de la preparación:
Después licuamos el chile poblano junto con la cebolla, el ajo, la crema y el caldo de verduras, junto con el cilantro. Incorporamos la salsa en una olla, sazonamos con un poco de sal y calentamos a fuego bajo. Reservamos.
En una sartén vamos a sofreír los champiñones con unas cuantas cebollitas picadas y, si así lo gustas, con un poco de ajo (en polvo o molido), sal y pimienta. Cocinamos hasta que queden blandos y se reduzcan. Reservamos.
En un sartén grande vertimos un poco de aceite vegetal. Que al menos mantenga un centímetro de altura. Calentamos el aceite a fuego alto. En cuanto esté suficientemente caliente, tomamos una tortilla de maiz y la sumergimos en el aceite. La dejamos freír por unos 7 segundos de cada lado, hasta que esté ligeramente dorada. Repite el proceso con el resto de las tortillas de maíz.
En una sartén profunda o en una olla mediana llevamos la salsa a cocer, en cuanto haya espesado, pasamos una por una las tortillas y las acomodamos en el plato. Ponemos una tortilla, rellenamos con champiñones cocidos y cerramos.
Cuando hayas terminado este proceso con todas las tortillas, acomoda las enchiladas y cúbrelas con un poco más de salsa.
Sirve con un poco de cebolla picada. Si lo prefieres, puedes acompañarlas con un poco más de crema y queso, y un poco de granos de elote por encima para decorar.
Fotografía retomada de Nibbles&Feasts