Uno de mis recuerdos favoritos de la infancia era ir a la casa de mi abuelita y recolectar todas las frutas posibles de sus árboles; ir era felicidad asegurada y sobre todo si se trataba de quitarle los higos al árbol cuando estaban en su punto porque eso solo significaba una cosa: higos en dulce. El postre casero más rico que las abuelitas nos preparaban.
Existen muchas ventajas de comer frutas de temporada, por ejemplo que estas están en su punto de recolección y consumo óptimo, por lo que aportan mucho más vitaminas y minerales esenciales, además de que tienen un mejor sabor. Los higos son frutas que muy difícilmente se pueden conseguir fuera de temporada, esto se debe a la dificultad de lograr un almacenamiento postcosecha efectivo gracias a que son extremadamente delicados y exigen una manipulación cuidadosa para no echarlos a perder, lo que también implica consumirlos pronto.
Estos son algunos consejos para lograr que tus higos se conserven frescos:
Elige siempre higos que estén maduros, pero que no se hayan abierto durante su maduración, la piel o capa exterior del sicono no debe presentar ninguna rajadura para evitar la oxidación.
Busca un refractario con tapa en el que se puedan colocar los higos rectos, en su posición normal, con la colita hacia arriba evita que la tapa aplaste los higos.
Coloca en el fondo del refractario servitoalla o algún papel absorbente para evitar que haya exceso de humedad.
Evita que los higos se golpeen ni se dañen, estos no deben de quedar muy apretados, elige un refractario de tamaño adecuado para que estos quepan sin ningún problema de espacio.
Ya que estén en acomodados, agrega otra capa de papel absorbente cubriendo a los higos.
Cierra herméticamente el refractario y colócalo en el refrigerador.
Tendrás que revisar el papel absorbente y cambiarlo cada que saques algún higo para su consumo.
Vamos a empezar por lavar y desinfectar nuestros higos. Una vez listos haz unos pequeños cortes en forma de X en la parte superior -la más gruesa- del higo.
Después agrégalos en una olla, cúbrelos con agua, aproximadamente 8 tazas de agua.
Añade la pizca de bicarbonato y una vez que el agua esté hirviendo, cocínalos durante 15 a 20 minutos o hasta que estén suaves.
En una olla de buen tamaño, agrega 6 tazas de agua, los clavos de olor, la canela, y el piloncillo, hierve a fuego lento hasta este completamente disuelto y se empiece a convertir en miel.
Añade los higos y el jugo de limón, sigue cocinando a fuego lento hasta que la miel esté espesa, aproximadamente unas 2 a 3 horas.
Sirve los higos – calientes o fríos – acompañados con queso cottage.
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