Las galletas de jengibre son un clásico para la temporada decembrina, también son un regalo perfecto para las posadas, los intercambios navideños entre amigos, familia y oficina. Para que aproveches, te compartimos cómo hacer 1 kilo de masa para galletas de jengibre, rinde para mínimo 30 piezas.
Tampoco tienes nada de que preocuparte porque sepan mucho a jengibre, el resultado es un sabor bastante discreto que no les va a parecer nada agresivo ni pesado. Las galletas son bien crujientes y ligeras por lo que serán muy buenas con el café.
Un poco de historia: cuál es el origen de las galletas de jengibre
Estas galletas tienen una larga historia empezando por el jengibre. Este ingrediente se cultivó por primera vez en la antigua China y desde allí llegó a Europa a través de la ruta de la seda. Después, los primeros en fabricar el pan de jengibre fueron los monjes de los monasterios de Europa del norte quienes lo acompañaban con vino caliente.
No fue hasta la Alemania del siglo XVI donde las casas de galleta de jengibre ganaron una popularidad abrumadora gracias al cuento de los hermanos Grimm, Hansel y Gretel, sin embargo fue hasta pasado el siglo XVIII que los productos con jengibre comenzaron a ser accesibles para el público.
Las galletitas de jengibre con figuras que conocemos hoy en día se disputan el origen entre Zurich e Inglaterra. De hecho, el molde más antiguo del mundo se conserva en el Museo Nacional Suizo en Zurich, aunque se dice que fue la corte de la reina Isabel I de Inglaterra la creadora de las “gingerbread” con formas de personas.
Cómo almacenar las galletas de jengibre para que no se hagan duras
Hay una gran diferencia entre una galleta crujiente y una galleta dura. El resultado del horneado de esta receta es una galleta crujiente, pero evita que se te pongan duras y correosas siguiendo estos consejos de almacenamiento.
Deja enfriar por completo las galletas cuando las retires del horno, de lo contrario, si guardas las galletas que aún están templadas se creará un efecto de condensación que arruinará la textura debido a la humedad.
Corta pedazos de papel encerado del doble del tamaño de tus galletas y apílalas intercalando papel encerado, galleta y así sucesivamente. Esto conservará su sabor y frescura.
Almacena las galletas en un recipiente hermético con espacio suficiente para que no se rompan al cerrar. Guarda tu recipiente en un lugar fresco o en su caso en el refrigerador lejos de ambientes demasiado húmedos.
Cirne todos los ingredientes secos; harina, canela, jengibre, sal y bicarbonato.
Bate la mantequilla, el azúcar y la miel hasta obtener una consistencia esponjosa. Agrega huevo y vainilla y bate hasta que se vea homogéneo.
Incorpora los ingredientes húmedos con la harina y bate hasta obtener una masa que no se pegue a las superficies, después refrigera por 30 minutos tapada con papel film o un trapo húmedo.
Espolvorea harina en una superficie para extender la masa y corta con moldes para galletas.
Coloca las galletas en una charola con papel encerado y hornea a 180°C durante 12 minutos. ¡Listo!
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