Vamos a empezar por enjuagar el arroz colocándolo en un cuenco con agua fría de tal manera que lo recubra completamente. Lo dejamos unos tres minutos, drenamos el agua y repetimos la operación un par de veces más. En la última enjuagada es importante cuidar que el arroz no conserve agua por lo que te recomiendo usar un colador. Calentamos ahora el aceite de oliva o vegetal en una grande en la que vertemos el arroz. Sazonamos con sal y un trozo de cebolla. Revolvemos y dejamos unos tres a cuatro minutos a fuego medio alto, hasta que los granos de arroz queden translúcidos, sin quemarse.

Vertemos los 600ml de agua, subimos la lumbre hasta que llegue al punto de hervor. Bajamos entonces la lumbre a intensidad baja y dejamos, sin tapar, por unos 10 a 12 minutos, hasta que el arroz haya absorbido toda el agua. Cuando esté listo retiramos de la lumbre y vaciamos el arroz en un cuenco nuevo para que no continúe el proceso de cocción en la olla caliente. Servimos al gusto, frío o caliente y sazonado con lo que más nos guste.

Con qué acompañar el arroz blanco

Más que acompañarlo, el arroz blanco puede convertirse en la guarnición perfecta para una infinidad de recetas. No necesariamente tienes que comerlo si estas enfermo ya que lo puedes combinar muy bien con algún platillo a base de salsa que te servirá también para sazonar el arroz. Como en todos estos casos, la mejor bebida para acompañarlo será la que más te guste y en lo personal me encanta disfrutarlo con un buen vino blanco seco bien frio.