Comprar mariscos siempre será un tema del que debemos de hablar, especialmente si no vivimos en una ciudad con mar o cuerpos de agua cercanos. Alimentarte con alguno de estos productos en mal estado puede ser peligroso: no solo porque te puede dar una alergia, sino porque puede llevarte a presentar muchas más complicaciones.
Los camarones son de nuestros mariscos favoritos. Y aunque nos encontremos en cuarentena es posible que no dejemos de consumirlos. Ya sea que vayas a un mercado, o a un supermercado, para surtirte, es importante que sepas qué sí y qué no deberías nunca llevarte a casa.
A continuación te damos algunos consejos para que elijas los más frescos y logres con ellos unas grandes recetas:
Siempre deben tener cabeza
El hecho de que los camarones ya no tengan cabeza, o que al tocarlos suavemente empiece a desprenderse, puede ser síntoma no solo de que no son frescos, sino de que quizá estén echándose a perder.
El color debe ser uniforme
Si encuentras camarones con tonalidades amarillas o azules en la coyuntura de la cabeza, o en la cola, no debes comprarlos. Ese cambio en el color nunca es buen augurio. Lo más posible es que estén echados a perder.
Importante: el olor
Los camarones frescos deben oler a sal, a mar. Cualquier otro tipo de aroma puede ser signo de alerta. Sólo para que lo tomes en cuenta: hay algunas personas que prefieren lavarlos con cloro antes de venderlos, porque saben que así disiparán cualquier olor desagradable. Sé muy estricto con este aspecto, porque evidencia de inmediato el estado del producto.
Si tienes cristales de hielo
Si cuando los ves y tocas se encuentran cristalizados, sería mejor que no los comas. Esa es una de las evidencias más certeras de que los camarones no son frescos y que llevan algunos días congelados. O meses, ¿cómo saberlo tan a simple vista?
La textura es importante
Si no verificas que su textura sea lisa, sin ningún tipo de secreción anormal, quizá estés pasando por alto un punto importante de la verificación de su calidad y frescura. Los camarones que no están congelados, es muy importante que lo sepas, pueden descomponerse muy rápido, especialmente cuando son épocas del año como ésta, en la que hace calor.
La confianza, básica
Si compras en mercados con alguien en específico siempre, síguelo haciendo. No está mal probar nuevas opciones, pero si sabes que tu proveedor es de calidad y confías en él, tienes más posibilidades de conseguir productos frescos.
Ahora bien, si te surtes en un supermercado tendrás que echar mano de todo lo que aprendiste hoy. En el caso de que compres camarones empaquetados de marca, también debes fijarte en que las fechas de caducidad sean adecuadas para el consumo.
Por más que compres productos congelados –que ojalá no lo hagas–, si tienes mucho tiempo en este estado siguen siendo un factor latente de riesgo para tu salud.
Fuentes: Bon Appetit | LA Times | Serious eats