Posiblemente muchos bares rusos nunca se imaginaron la gran cantidad de cerveza que los aficionados del fútbol pueden consumir durante el Mundial. Al final de cuentas es la bebida con la que los visitantes ahogan sus penas y celebran sus victorias. En los últimos días se ha reportado que varios bares y restaurantes de Moscú se han quedado sin cerveza y han tenido que esperar más tiempo del habitual para el resurtido.
Desde hace un par de años, la venta de cerveza en Rusia ha disminuido considerablemente debido al aumento en los impuestos (en el 2010, el impuesto a la cerveza aumentó un 200 por ciento) y el endurecimiento en las normas que regulan su venta y publicidad. Antes del 2013, en Rusia la cerveza no se consideraba una bebida alcohólica porque contenía menos del 10% de alcohol.
Las principales cervecerías, Baltika la unida rusa de Carlsberg, Heineken y Anheuser-Busch InBev, aseguran que cuentan con suficiente cerveza y que no tienen ningún problema con el resurtido. Pero seguramente nunca se imaginaron un aumento tan radical como el que están viviendo en estos momentos, con miles de fanáticos sedientos por esta bebida, acompañado de temperaturas elevadas.
Otras ciudades europeas también están en riesgo de escasez de cerveza, así como otras bebidas carbonatadas, ya que cinco plantas de dióxido de carbono en el norte de Europa están fuera de operación por mantenimiento. El dióxido de carbono se añade en la línea de embotellado y es indispensable para las líneas de barriles en los bares.
Los meseros de bares y restaurantes rusos aseguran que esto no es un problema, porque cuentan con otras bebidas alcohólicas como el famoso vodka ruso. Pero los bolsillos de los miles de fanáticos que viajaron a Rusia esperan que el abastecimiento de cerveza se regularice.
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