Cuando hablamos de vino dos posibles imágenes se nos vienen a la menta: la de una copa llena del preciado líquido tinto, o la de una botella cilíndrica con su etiqueta al centro, su corcho y esa picada en el fondo de botella que está diseñado para atrapar los sedimentos y para aumentar la solidez del envase.
Pero esa imagen podría cambiar en algún futuro no muy lejano, ya que el vino pronto podría distribuirse en botellas de plástico planas que han sido creadas para reducir las emisiones de carbono y los costos de la distribución de la industria. ¿Será que podamos cambiar por ellas las botellas de vidrio que no han cambiado desde el siglo XIX?
Dado que la industria del vino usa un estimado de 35 mil millones de botellas de vidrio en un año y que su transporte, realizado tradicionalmente en cajas de 6 o 12 botellas, implica volúmenes grandes con mucho espacio sin utilizar, la empresa Garçon Wines lanzó sus botellas planas en 2017 enfocadas al mercado de regalos novedosos. Pero que este 2019 ha logrado la producción de ellas a una escala mayor.
Fabricadas con PET reciclado y tapa de plástico, la botella ocupa un 40% menos de espacio y es un 87% más ligera que las botellas convencionales. En cada caja alcanzan 10 botellas planas, mientras que en el mismo espacio solo entran 4 botellas de las tradicionales de 750ml. De acuerdo a los ejecutivos de la compañía, el uso de estas botellas es seguro y no afecta el sabor de la bebida, pues su tecnología reduce el ingreso de oxígeno en las botellas por cerca de un año. Ya nos dirán los expertos.
Vía | The Guardian
