Los recubrimientos antiadherentes de nuestros sartenes y otros utensilios de cocina no son siempre iguales, pues cada fabricante los desarrolla de forma distinta. De allí que usualmente vengan con un pequeño instructivo en el que podremos notar que mientras que para algunos ciertas cosas están permitidas en otros es preferible evitarlo por completo.
De allí que con el tiempo estas instrucciones nos puedan resultar confusas, pero afortunadamente hay algunas reglas básicas que aplican a la mayoría de sartenes antiadherentes y que siguiéndolas nos permiten prolongar su vida útil y disfrutar de sus beneficios de una manera práctica y sin complicaciones.
No usar utensilios metálicos
Probablemente está sea la regla más conocida, la más importante y una que fácilmente rompemos. Sin embargo, hay siempre que tener en mente que los utensilios metálicos fácilmente rallan la superficie de nuestras sartenes, por lo que incluso cuando no se indica, lo mejor es evitarlo.
Esto también significa que no debemos, bajo ninguna circunstancia, cortar nuestros alimentos dentro de la sartén con cuchillos u otros cortadores, no usar espátulas e incluso cucharas de metal. En lugar de ello, lo mejor es usar utensilios de madera, plástico o silicon, siendo estos últimos los que aseguran un mayor cuidado de la sartén gracias a su flexibilidad y durabilidad.
Evita cambios bruscos de temperatura
Otro de los malos hábitos que pueden hacer que nuestros sartenes se deformen es el cambiarlos de una temperatura alta a una temperatura fría rápidamente, como por ejemplo pasarlas del fuego directo al chorro de agua fría o del congelador al horno caliente.
Por ello es importante permitir que nuestros sartenes antiadherentes estén a temperatura ambiente por unos minutos antes de realizar estos cambios, pues no hay que olvidar que una sartén deforme no distribuirá el calor correctamente por lo que obtener la cocción deseada en nuestros platillos no será fácil.
Evita usar alimentos ácidos
Cocinar alimentos ácidos en los sartenes antiadherentes provoca que su cobertura se descame, por ello es preferible no usarlos para cocinar ingredientes como los jitomates, tomates verdes y limones. Esta regla aplica para otros utensilios antiadherentes que tengamos en casa, como moldes o refractarios, y en dicho caso es mejor usarlos únicamente para los alimentos que fueron diseñados.
Límpialos con esponjas a prueba de rayones y detergentes suaves
Como hemos dicho, este tipo de sartenes se dañan fácilmente al usar texturas metálicas sobre ellos, por lo que las esponjas de este tipo y las fibras deben evitarse, al igual que los detergentes más duros. Así que la próxima vez que laves tu sartén antiadherente asegúrate de hacerlo con esponja y detergente suaves y en lugar de intentar tallarlos para eliminar los restos que hayan quedado, lo mejor es remojarlos unos minutos antes de lavarlos.
Almacenalos adecuadamente
Lo mejor para cuidar nuestros sartenes e incrementar la durabilidad en términos de almacenamiento es guardarlos colgados, con suficiente espacio entre cada uno. Ahora bien, sabemos que no todos podemos darnos el lujo de hacerlo, debido a la reducción de nuestros espacios.
Lo que si podemos hacer es mantenerlos alejados de objetos que puedan arañarlos, y buscar la forma en que no se dañen su recubrimiento al momento de colocarlos o sacarlos de su lugar, y lo mejor para ello es hacerlo en forma vertical, evitando a la vez cualquier peso extra sobre ellos.
Límpialos y sécalos después de usarlos
Para mejorar su cuidado, debemos procurar lavar nuestros sartenes antiadherentes a mano después de usarlos, pues esperar demasiado para hacerlo incrementa el riesgo de que los aceites restantes y otros alimentos se adhieran a la cobertura del sartén, pues a la larga, éstos hacen que la comida se pegue en nuestros sartenes. Además, es importante secarlos con un paño seco y suave para evitar la formación de óxido y moho.