Si eres un amante de los postres y estás buscando una receta fácil (sin horno) y deliciosa para preparar en casa, te encantará esta receta de flan napolitano que se cocina en estufa. A diferencia del flan tradicional que se hornea en el horno, este flan se cocina a fuego lento en una olla sobre la estufa, lo que lo hace muy fácil y accesible de preparar.
Además, el flan napolitano tiene un sabor irresistible gracias a la combinación de vainilla, leche condensada y queso crema, por lo que es un postre perfecto para cualquier ocasión especial o simplemente para darse un capricho dulce en casa. Sigue leyendo para descubrir cómo preparar este delicioso flan napolitano en tu casa en poco tiempo y sin necesidad de comprar algún flan 'de cajita'.
Para hacerlo a la perfección no necesitas de un horno, puede quedar a la perfección directamente en tu estufa, apoyándote de la técnica favorita de las abuelitas: el baño María.
Un poco de historia...
El flan es un postre tradicional que se originó en la antigua Roma y ha sido disfrutado por muchos países en todo el mundo. La versión napolitana del flan, también conocida como "flan de queso crema" o "flan de leche condensada", es un postre típico de la cocina mexicana y centroamericana.
Aunque su origen exacto es incierto, se cree que llegó a México en la década de 1940 por Nestlé, que lanzó la leche condensada en el país en ese momento y buscaba promover su producto con recetas que lo utilizaran. La receta del flan napolitano se popularizó rápidamente y se convirtió en uno de los postres más queridos de la región.
Desde entonces, el flan napolitano ha evolucionado con variaciones en los ingredientes y la preparación (como en este irresistible flan de mazapán) pero su sabor suave y cremoso del flan clásico sigue siendo un favorito en todo el mundo. Hoy en día, es común encontrar esta deliciosa receta en muchos restaurantes y hogares, y es fácil de hacer en casa con solo pocos y muy simples ingredientes.
Algunos tips que tienes que conocer para preparar un flan perfecto y sin errores
¡Preparar un flan sin errores es más fácil de lo que piensas! Sigue estos consejos para hacer un flan suave, cremoso y delicioso a la primera:
Utiliza ingredientes de alta calidad: el flan es un postre simple, por lo que cada ingrediente es importante. Utiliza leche fresca, huevos de alta calidad, azúcar refinada y extracto de vainilla puro.
Usa una olla de tamaño adecuado: asegúrate de usar una olla que sea lo suficientemente grande para acomodar toda la mezcla de flan. Si la olla es demasiado pequeña, el flan no se cocinará uniformemente. Además, los moldes demasiado pequeños pueden provocar que el flan se desborde.
Cocina a fuego lento: el secreto para hacer un flan suave y cremoso es cocinarlo a fuego lento y constante. Asegúrate de no cocinar el flan a fuego alto o se cocinará demasiado rápido y quedará grumoso.
Enfría el flan antes de servirlo: después de cocinar el flan, déjalo enfriar completamente antes de servirlo. Es más, es preferible que lo dejes reposar una noche entera. Esto permitirá que se asiente y se enfríe adecuadamente, lo que ayudará a que tenga la consistencia perfecta.
Checa también estos consejos para preparar un caramelo para flan insuperable. Olvídate de que se te queme o quede grumoso.
Siguiendo estos consejos, podrás preparar un flan en estufa delicioso y sin errores en poco tiempo. ¡Disfruta de este postre clásico y sorprende a tus invitados con tu habilidad culinaria!
En una olla mediana, calienta el azúcar a fuego medio-bajo hasta que se vaya formando el caramelo de un tono dorado. Apagamos y reservamos.
Licuamos nuestras leches, la vainilla, los huevos y la canela. En un molde ponemos hasta el fondo el caramelo y por encima la mezcla de leches.
Tapamos nuestro molde con un film de aluminio y lo ponemos en una olla más grande. Le vaciamos agua hasta que llegue poco más arriba de la mitad de nuestro molde y prendemos el fuego. Dejamos cocinar de 40 a 60 minutos a fuego medio.
Pasado ese tiempo vamos a retirar nuestro molde de la olla con mucho cuidado, le quitamos el aluminio y esperamos a que enfríe para poder meterlo al refrigerador. No es regla, pero mientras más puedan dejarlo enfriando en el refrigerador, mejor. Algunas personas los dejan una noche entera, pero con que repose por cuatro horas basta.