En más de una ocasión hemos oido a hablar a los expertos en nutrición sobre la importancia de incluir en nuestra alimentación carnes magras, mismas que son consideradas las mejores por ser una buena fuente de proteína, tener un bajo porcentaje de grasa y por tanto ofrecer un menor contenido de calorías.
Sin embargo, para muchos este término puede ser no del todo entendido, y por ello hoy hablamos de qué es la carne magra y cuáles son los beneficios que nos ofrece, pues las carnes magras son una de las más seguras fuentes de proteína.
¿Qué es la carne magra?
Comenzaremos por definir el término. Las carnes magras son carnes con un contenido de grasa relativamente bajo. Por ejemplo, el pollo y el pavo sin piel y las carnes rojas a las que se les ha removido la mayor parte de grasa.
Poniéndolo en porcentajes, la piel del pollo representa hasta un 80% de su contenido en grasa, mientras que en unas chuletas de cerdo, por ejemplo, la grasa que le rodea representa hasta dos terceras partes de su contenido total de grasa.
Beneficios de la carne magra
Como hemos ya mencionado las carnes magras son una buena fuente de proteína y tienen menos calorías que las carnes no magras. De allí que sean las preferidas por quienes llevan una dieta baja en calorías o una dieta baja en grasas.
Siendo la pechuga de pollo una de las carnes magras más consumidas, debemos poner atención a su contenido nutricional, pues en general el pollo es una buena fuente de selenio, vitaminas B3 y B6 y en colina, un nutriente esencial soluble en agua. El selenio, tiene propiedades antioxiantes que ayudan a prevenir que los radicales libres dañen nuestras células y ayuda también al sistema inmunológico. Pos otro lado las vitaminas B3 y B6 ayudan al cuerpo a convertir los carbohidratos en glucosa y la colina ayuda en el funcionamiento de los nervios y puede reducir la inflamación.
¿Cómo elegir la carne magra?
Los cortes magros de carne de res, de cerdo, de cordero o de ternera usualmente llevan en el nombre los términos "lomo" o "filete". Por ejemplo, el lomo de cerdo, centro de filete o solomillo. En el caso de las carnes molidas, hay que elegir aquellas que ofrezcan un 90 - 95% de carne magra, y de ser posible, hay que escurrir el exceso de grasa resultante al cocinar para asegurarnos una opción más magra.
En cuanto a las carnes blancas, la pechuga de pollo o de pavo son las mejores opciones, siempre removiéndoles la piel antes de cocinarlas o comerlas. Al igual que con las carnes rojas, debemos elegir carnes molidas de entre 90-95% de carne magra, pues algunas ocasiones les agregan la piel antes de molerla.
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En el caso de pescados y mariscos, la mayoría pueden considerarse magros, con excepción de los pescados grasos como el atún o el salmón. Sin embargo, estos últimos son ricos en ácidos grasos saludables omega-3. En el caso de los camarones, suelen ser altos en colesterol, pero siendo que también son bajos en calorías y grasas, solo es necesario cuidar que las porciones consumidas sean moderadas.