En muchos bares, al traer el vaso de cerveza que pediste, los meseros aprovechan para dejarte en tu lugar un recipiente con algún tipo de botana salada: cacahuates, papas fritas, palomitas de maíz, chicharrón, entre otros. Pero ¿Sabes por qué quieren que acompañes tu espumosa bebida con un alimento salado?
No es novedad que la sal ocasiona que te de sed. Los bares invierten una pequeña cantidad de dinero en botanas saladas, con el objetivo de que tu pidas más de una botella de cerveza, teniendo una ganancia cuando son dos o tres. Pero la principal razón es porque la sal hace que tomes más cerveza. Cuando consumes sal, los receptores de nuestro cerebro que perciben el sabor amargo, se debilitan temporalmente.
Los seres humanos estamos programados para detectar los sabores amargos como algo desagradable, es un tipo de protección genética contra el consumo de toxinas peligrosas. Como sabes, las cervezas son amargas gracias al lúpulo, una conífera que además le añade sabores cítricos y herbales. Has la prueba. Toma un trago de tu cerveza y detente a distinguir todos los perfiles de sabores. Ahora come un puñado de cacahuates salados. Vuelve a tomar otro trago de cerveza. Notaras que la cerveza parece más suave y más bebible. Si una cerveza es más bebible, lo más seguro es que te la termines más rápido y pidas otras en menos tiempo.
Además la mayoría de las botanas saladas tienen algo en común: también tienen una buena cantidad de grasa. ¿Y qué papel juega la grasa en el consumo de cerveza? A pesar de que no tienen un sabor característico, la cerveza contiene taninos, un subproducto de su proceso de elaboración. El ácido tánico crea una sensación de astringencia en la boca, debido a que une las proteínas lubricantes de la saliva, ocasionando que la superficie de la boca se seque. El mejor antídoto contra la astringencia es la comida grasosa, ya que vuelve a lubricar la boca.
Por último, el alcohol de la cerveza potencializa el sabor de la sal y de la grasa en nuestros paladares, haciendo que sepan mucho mejor. Una botana salada mediocre puede saber mucho mejor si se acompaña de un vaso de cerveza. Por esta misma razón, después de tomar alcohol se nos antojan alimentos ricos en sal y grasas. Por eso afuera de los antros siempre encontraras un puesto de tacos, costras o hot dogs.
Tampoco creas que la estrategia de poner snacks en los bares es una idea nueva. Desde hace muchos años, los dueños de estos establecimientos ponían en las mesas cualquier alimento que se vendiera en las calles y que no necesitara cubiertos. Además era mal visto servir cualquier tipo de alcohol sin acompañarlo de un alimento sólido, costumbre que se mantiene hoy en día en muchas partes del mundo.
Las papas fritas fueron una de las primeras botanas, como hoy las conocemos, que se sirvieron en los bares. Se han encontrado recetas desde principios del siglo 19, y para principios del siglo 20 se empieza a industrializar su fabricación. Son una botana ideal para un bar, con una larga vida útil, se almacenan fácilmente, no huelen y no se tienen que cocinar o calentar. Los cacahuates tostados aparecieron en los bares un poco después, alrededor de 1950.
Así que la próxima vez que veas el recipiente de botanas, acuérdate de este artículo y asegúrate de que seas tú el que decida si realmente quieres otra cerveza, no el dueño del bar al poner enfrente de ti un recipiente con cacahuates salados baratos. Recuerda que sobre todo con las cervezas artesanales, el objetivo es lograr un maridaje entre la comida y la cerveza, tratando de fusionar sabores, no haciendo que desaparezcan.
Imágenes | Quinn Dombrowski | KittyKaht | Leonid Mamchenkov |
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