Todos sabemos que el agave es necesario para fabricar tequila y mezcal, y aunque muchas personas pueden considerar que con eso basta para colocar a esta variedad de planta en un pedestal, probablemente exista otra razón de peso. Investigadores creen que la familia del agave, las Agavaceae, son plantas que pueden tener la solución para que el resto de plantas sobrevivan el cambio climático.
Resulta que este tipo de plantas tienen un reloj biológico particular que puede ofrecer una solución para diseñar cultivos resistentes a las sequías. A diferencia de las plantas promedio que absorben dióxido de carbono durante el día a través de sus estomas o poros, y utilizan la luz solar para realizar la fotosíntesis, las plantas de agave, y otras como el nopal, la piña y las orquídeas de vainilla, tienen poros que se abren por la noche y permanecen cerrados durante el día para evitar que el agua se evapore.
Los científicos quieren replicar este mecanismo de supervivencia y aplicarlo a los cultivos que podrían verse afectados por climas más cálidos en las próximas décadas. La fotosíntesis conocida como C3, es la más común y es bastante eficiente bajo condiciones estables de temperatura y humedad, sin embargo las plantas pierden agua muy rápido cuando el calor es extremo. La fotosíntesis del agave se conoce como MAC (metabolismo ácido de las crasuláceas) y es la más eficaz en retener agua; requieren entre un quinto y un tercio del agua que los otros tipos de plantas.
Otra característica de las plantas MAC es que producen más almidón y azúcares en ambientes semiáridos, y los científicos también esperan poder aprovechar estas propiedades. Pero no todo es tan sencillo. Una vez que los científicos saben cuáles son los genes asociados con este comportamiento, y cuáles son los mecanismos de regulación, tienen que encontrar la forma de añadir el material genético a otras plantas y hacer que funcionen correctamente.
De hecho, la idea de los científicos es crear híbridos de plantas C3, es decir que sean capaces de cambiar al metabolismo de ahorro de agua solamente si se exponen a la sequía o a condiciones de alta salinidad. El mecanismo MAC solamente debería actuar bajo demanda, y es lo que se conoce como MAC-facultativa. El mejor ejemplo es la planta Clusia pratensis, una planta de Panamá que bajo condiciones de lluvia normales, recoge dióxido de carbono durante el día, actuando como una planta C3. Pero durante los períodos de sequía, recoge el dióxido de carbono por la noche.
Si los científicos tienen éxito, los resultados podrían tener un impacto significativo en la disponibilidad de alimentos y combustibles en todo el mundo. Se espera que las temperaturas sigan aumentando debido al cambio climático, creando más sequías y más severas. Además la población mundial sigue creciendo, necesitando más recursos hídricos.
Los cultivos que probablemente sean los primeros en utilizar este tipo de ingeniería genética sean el arroz, el maíz y el sorgo. Así como cultivos bioenergéticos como el álamo, un árbol de crecimiento rápido utilizado por su biomasa leñosa.
Imágenes | sergio niebla | John Loo |
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