Del náhuatl xicamatl, “raíz acuosa”, la jícama, cuyo nombre científico es Pachyrhizus erosus, se cultiva en México desde tiempos prehispánicos, al igual que las calabacitas, el maíz, el jitomate, y otras plantas nativas de nuestro continente.
No es una fruta, es un tubérculo, como el nabo, el camote y la papa, pero a diferencia de estos, posee más agua que hidratos de carbono, por lo que es una gran aliada de las personas que no encuentran que "picar" entre comidas sin comprometer su dieta.
Se consume solamente el bulbo de esta planta, y tiene una textura similar a la de las castañas de agua, la papa cruda o la pera. Por lo que al morderla, se siente crocante y deliciosa. Es refrescante, y se dice que ayuda a adelgazar, aunque es porque no tiene grandes aportes calóricos, no porque contribuya en alguna forma a "quemar grasas".
Las buenas jícamas, son las conocidas como "de agua", porque algunas variedades, salen con una textura "leñosa" que en lugar de soltar un líquido transparente y fresco al partirlas, sueltan una especie de "leche". Esto es, cuando no es buena para comer cruda porque su sabor desmerece mucho.
De esta planta solo el tubérculo es comestible, el resto se considera tóxico. Una de las maravillas de la jícama, es su versatilidad en la cocina, va bien con la cocina asiática como sustituto de los brotes de bambú, por ejemplo, o como sustituto del coco rallado en algunos postres.
Parece que no cae mal a niños o adultos, por lo que es buen refrigerio crudo, solo o de las muchas formas que puede comerse, una de las cuales, está adquiriendo una gran popularidad en fiestas de pequeños y mesas de bodas o eventos, en forma de jicaletas, que no son más que una rebanada gruesa de este tubérculo, ensartado en un palito, y sumergido en salsa chamoy para ser luego espolvoreado con algún polvo de color y de sabor agridulce, o bañado con polvo de chiles secos con sal y limón.
Esta es una forma muy divertida de presentar la jícama, y puede ser un éxito en cualquier reunión, sin importar las edades de los invitados. Intenten una mesa de esta golosina saludable, y verán el éxito que tiene. Pueden presentarla rallada o en juliana como parte de una ensalada fresca, en forma de palitos o en cubos, con otros vegetales crudos como apio, calabacita, zanahoria, coliflor y brócoli, acompañada de dips de consistencia cremosa, lograda con queso crema y el ingrediente que gusten: Atún, ostiones, camarones, marlin, jamones u otros embutidos, algunas gotas de salsas como salsa inglesa, jugo maggi, salsa de soya, mostaza, crema o mayonesa, y gotas de limón o como postre horneada y dorada.
Como siempre, en Directo al Paladar, les dejo este enlace de Snacks para la lonchera, reuniones o para llevar al trabajo, y la primera parte de una serie de post dedicados al Adulto mayor, consejos y sugerencias de alimentación.