Hoy en día los pretzels pueden parecer un alimento sencillo para disfrutar como botana o snack mientras vemos un partido deportivo, o simplemente por el gusto de disfrutar de un pan esponjoso, con un toque saladito y sobre todo muy rico. Por lo general se asocian con la comida alemana, pero su historia es realmente sorprendente, ya que durante muchos años fueron considerados un alimento cristiano durante el tiempo de Cuaresma.
La leyenda más conocida sobre su origen cuenta que los pretzels fueron inventados por un monje en un monasterio del sur de Francia (o norte de Italia) en el año 610 D.C. Con los sobrantes de masa que tenía, el monje decidió hacer tiras para doblarlas y recrear unos brazos cruzados en oración. Los tres agujeros que estratégicamente dejo, representan a la Santísima Trinidad. El monje regalaba a sus alumnos estos panes como recompensa por aprender sus lecciones religiosas, de hecho, los llamó pretiola, que en latín significa "pequeñas recompensas".
Debido a que la receta básica de los pretzels es harina, agua y sal, durante la Edad Media, los pretzels se volvieron un alimento básico durante el período de Cuaresma entre los cristianos europeos; ya que el consumo de huevos y productos lácteos estaban prohibidos en este período de vigilia de 40 días. También durante esta época, los monjes regalaban pretzels a los pobres como un símbolo religioso que además proporcionaba sustento. Por eso, el bocadillo se relacionó como un signo de buena fortuna y prosperidad.
Durante la época medieval, los pretzels empezaron a aparecer en libros religiosos y en obras de arte, incluyendo una representación de la Última Cena. La fama del pretzel llego hasta Alemania, donde recibieron el nombre de bretzel. Los alemanes comían pretzels y huevos duros para cenar el Viernes Santo, el día del ayuno. El pretzel grande e hinchado simbolizaba la vida eterna, y los dos huevos duros, enclavados en cada una de las grandes curvas redondas del pretzel, representaban el renacimiento de Pascua. Los niños alemanes buscaban pretzels ocultos en las granjas de sus padres, un antecesor de la tradición de la búsqueda de huevos de Pascua de hoy en día.
En el siglo XVI, la historia cuenta que los panaderos de pretzels fueron quienes salvaron a Viena del saqueo de los turcos otomanos. En 1529, los soldados del Imperio Otomano comenzaron el asedio de Viena construyendo un túnel debajo de la ciudad austriaca durante la noche. Los monjes que se encontraban en el sótano del monasterio preparando los pretzels para el día siguiente escucharon los ruidos. Avisaron a las autoridades y al ejército, salvando a la ciudad y a su población. En agradecimiento, el emperador austriaco le otorgo a los panaderos de pretzel su propio escudo de armas que incluye a dos leones sosteniendo un pretzel. Hoy en día muchas panaderías europeas siguen utilizado este escudo en sus fachadas.
Durante el siglo XVII, los bucles entrelazados del pretzel simbolizaron el amor eterno. En los países germánicos, las parejas reales utilizaban un pretzel en las ceremonias de bodas, probablemente de ahí provenga la frase “atar el nudo”. También era común que los niños utilizaran pequeños collares con una forma de pretzel para representar buena suerte.
En la década de los años setenta, en Estados Unidos, se crea un movimiento llamado “Pretzels for God” (Pretzels para Dios), cuyo objetivo era restaurar la fe y el compromiso con Dios. Como guía espiritual, y patrona del pretzel, el grupo eligió a Kateri Tekakwitha, una de los primeros nativos americanos que se convirtió al cristianismo. Lo que es cierto es que Tekakwitha no tuvo ninguna relación con el pretzel, es más, seguramente este pan no había llegado a América antes de su muerte en 1680. Sin embargo, el grupo se enfoco en propagar el simbolismo cristiano del pretzel, enfatizando su importancia como un alimento para consumir durante la Cuaresma. Incluyendo una “Ceremonia del Pretzel” y una “oración de pretzel” para el miércoles de ceniza.
Claro que otros historiadores aseguran que el origen del pretzel no tiene nada que ver con la religión católica. Aseveran que el pretzel es mucho más viejo que el cristianismo. Según ellos su origen se remonta a los galos, y su forma retorcida es un símbolo de Sirona, la diosa de la primavera y los ritos de sacrificio asociados con la cosecha.