Los huevos han formado parte de nuestra dieta desde hace cientos de años; bien es sabido que es una buena fuente de proteína, pero alrededor de ellos existen una gran cantidad de mitos, de los que es necesario que conozcamos si son ciertos o no, y así, asegurarnos de que su consumo y la forma en la que los manejamos sean adecuados.
De inicio, hay que tener cuidado en no olvidar que los huevos tienen una gran cantidad de nutrientes que nos ayudarán a mantener una buena salud, y que van más allá de la proteína. Hablamos de su contenido en vitamina A, en colina, luetína y zeaxantina, los cuales están relacionados con el aprendizaje, la salud visual y el sistema autoinmune.
Mito 1: Los huevos rojos y los orgánicos están libres de Salmonella
Esta es una de las frases que más escuchamos sobre el huevo, sobre todo si se trata de recetas que utilicen huevo crudo. Lo cierto, es que ni los huevos orgánicos ni los huevos rojos están a salvo de esta bacteria. Hay que tener en cuenta, que el color de la cáscara de huevo está determinado por la raza de la gallina, y que el etiquetado como orgánico sólo describe como es que las gallinas han sido criadas.
Mito 2: Lavar los huevos antes de usarlos elimina la Salmonella
Esta afirmación tampoco es cierta, pues la bactería se desarrolla dentro del huevo. Si investigamos un poco nos daremos cuenta que los microbios vienen del tracto reproductivo de la gallina y se pasan al interior del huevo antes de que la gallina lo ponga.
Mito 3: Los huevos son altos en colesterol
En años pasados, era común escuchar como recomendación que redujeramos la cantidad de huevos que consumíamos por su contenido de colesterol, pues una sola yema tiene 448 mg, una cifra que es mayor que el promedio diario recomendado de 290mg. La gente creía que grandes cantidades de colesterol en la dieta ocasionaban colesterol alto en la sangre, contribuyendo a que las arterias se bloquearan y aumentando el riesgo de infartos.
Sin embargo, los estudios más recientes han demostrado que en realidad son las grasas saturadas en nuestra dieta las que tienen un mayor impacto en el incremento del los niveles de colesterol en la sangre. Con esto, es importante que sepamos que los huevos tienen muy pocas grasas saturadas. De hecho, el consumo de huevo en una dieta baja en grasas ayuda a aumentar el colesterol bueno en la sangre, llamado HDL, mismo que puede beneficiarnos manteniendo limpias nuestras arterias.
Mito 4: Los huevos pueden prevenir la ceguera
Como mencionábamos al inicio, los huevos contienen ciertos nutrientes que protegen a nuestros ojos contra la ceguera ocasionada por la edad. Dicha condición conocida como degeneración macular relacionada con la edad ocurre cuando las células de la mácula, que son sensitivas a la luz, se dañan, ocasionando que perdamos la capacidad de percibir los colores y los objetos adecuadamente.
Los médicos, no saben exactamente por que la mácula comienza a deteriorarse, pero se cree que puede ser ocasionada por los radicales libres, por químicos perjudiciales que nuestro organismo recoge de la luz, la atmósfera y el humo del cigarro. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad Internacional de Florida han encontrado que los ojos con cantidades grandes de luteina tienen un 80% menos posibilidades de sufrir este problema degenerativo.
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Es importante saber que la luteína no se genera naturalmente por lo nuestro cuerpo, pero ésta se encuentra en las yemas de huevo y en los vegetales de hojas verdes como las espinacas, el brócoli o el kale, por lo que es importante que los incluyamos en nuestra alimentación.
Mito 5: Los huevos deben comerse solo algunas veces a la semana
Muchas personas aún tienen en mente el consejo que dice que solo hay que comer un máximo de 3 huevos por semana. Pero gracias a estudios recientes, hoy en día The American Heart Association afirma que comer un huevo completo (con clara y yema) al día puede ser parte de una dieta saludable.
Mito 6: Los huevos rojos y blancos son diferentes nutricionalmente
Durante muchos años, las madres nos han dicho que comer huevos rojos es mejor que comer los blancos, pues supuestamente los rojos tienen un mayor aporte nutricional. Lo cierto, es que la única diferencia en el color del cascarón es la gallina de la que provienen. De hecho, las gallinas con lóbulos blancos ponen huevos blancos y las gallinas con lóbulos de oreja rojos ponen huevos rojos.
Mito 7: Los huevos crudos tienen más proteína
Una práctica común entre deportistas es el tomar huevos crudos en licuados o en jugos, y esto es un gran riesgo. De hecho, no hay evidencia que sugiera que la cocción reduzca su contenido de proteína, y en cambio, comer huevo crudo nos aumenta las posibilidades de infecciones por Salmonella y otras bacterias.
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