Seguramente en el último mes comiste un plátano. El plátano es una de las frutas más consumidas en todo el mundo. Se estima que anualmente se consumen más de 100 billones de plátanos en el mundo, convirtiéndolos en el cuarto producto agrícola más grande, sólo por detrás del trigo, arroz y maíz. Pero ¿alguna vez te has puesto a pensar en la historia y en las variedades de plátanos que existen? Hoy veremos como la historia está a punto de repetirse.
Durante 1950, la mayoría de los plátanos se plantaban en Centroamérica, especialmente en Guatemala. La compañía estadounidense United Fruit Company le pagaba al gobierno guatemalteco cantidades modestas a cambio de tierras para sembrar esta fruta. United Fruit Company, además de tener un control absoluto sobre sus empleados, construyó el primer ferrocarril del país, pero no precisamente para el pueblo, sino para el transporte de plátanos. Durante esa época, los ingresos de la compañía eran el doble del producto interno bruto de Guatemala.
Pero como en el caso de muchos otros productos, las compañías invierten mucho en la distribución y mercadotecnia, pero muy poco en entender la biología de lo que comercializan. United Fruit y el resto de la industria platanera, se enfocaron exclusivamente en la variedad de plátanos conocida como Gros Michel. Al no tener tantas semillas como otras variedades, la reproducción de los plátanos domesticados es bastante complicada. El Gros Michel se reproducía a través de trozos de las raíces o del tallo de la planta. Los cultivadores sólo tenían que escoger las mejores plantas, tomar un trozo de la planta y volverla a plantar.
Durante ese tiempo, prácticamente todos los plátanos para exportación en Guatemala, y en el resto del mundo, eran genéticamente idénticos. Para la industria, esto era algo súper bueno, ya que los plátanos eran totalmente predecibles en cuestión de tamaño, sabor y textura. Sin duda desde un punto económico esto era deseable, pero no tanto desde el punto de la biología. Desde 1800 se había visto que los monocultivos eran peligrosos, una vez que las plagas y los patógenos llegaban a las plantaciones, terminaban con todo.
Obviamente la industria platanera no hizo caso. En 1890 apareció la enfermedad de Panamá, también conocida como marchitez de fusarium, causada por el patógeno Fusarium oxysporum f.sp. cubense. Poco a poco las plantaciones de plátanos empezaron a desaparecer. En el valle de Ulua, en Honduras, treinta mil hectáreas fueron infectadas y abandonadas en el primer año en que llegó la enfermedad de Panamá. Casi todas las plantaciones de plátano en Guatemala fueron devastadas y abandonadas. Resulta que el patógeno podía vivir en el suelo durante décadas.
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United Fruit Company (rebautizada en 1984 como Chiquita Brands International, mejor conocida como Chiquita) pensó que podían encontrar otra variedad de plátano parecido al Gros Michel pero resistente al patógeno. Creyeron que los consumidores iban a aceptar cualquier plátano que les pusieran enfrente. El único plátano que encontraron resistente al patógeno y similar al Gros Michel fue el plátano Cavendish. El problema era su sabor. Tenía notas sensoriales diferentes y era menos dulce. Pero al no encontrar otra solución, empezaron a plantar plátano Cavendish en miles de hectáreas.
Los primero plátanos Cavendish que llegaron a Estados Unidos, y a otras partes del mundo, estuvieron acompañados de una fuerte campaña de publicidad resaltando los beneficios de esta fruta. De hecho, la publicidad fue tan buena que el plátano Cavendish logró mejores ventas que su antecesor, las cuales continúan hoy en día. También coincidió que durante esa época, hubo una gran migración a las ciudades, desconectando a las personas de los cultivos locales.
Hoy en día, si vives en un país que no es productor de plátano, lo más probable es que al ir a una tienda de autoservicio te encuentres con un plátano Cavendish. Los principales países exportadores son Costa Rica, Ecuador, Panamá y Belice, y para Colombia, Guatemala y Honduras es la segunda exportación más valiosa. Todos los plátanos Cavendish son genéticamente idénticos. Cada plátano en la tienda es el clon del que está al lado. Hoy en día la variedad de plátanos Cavendish es el organismo colectivo más grande en el mundo.
Actualmente el Cavendish corre el riesgo de sufrir exactamente lo que el plátano Gros Michel hace más de medio siglo. Una nueva cepa de Fusarium, un pariente cercano del patógeno que causó la enfermedad de Panamá, ha evolucionado. Puede matar tanto a las variedades Gros Michel como a los plátanos Cavendish. Esta cepa ya se ha extendido de Asia a África Oriental y es probable que llegue en poco tiempo a Centroamérica. Algo extremadamente preocupante. Y todavía es más preocupante que lo mismo ocurre con la mayoría de las cosechas actuales, dependemos de una corta lista de especies producidas a gran escala.
Para terminar les dejo un dato curioso. Cuando pruebas un dulce o un caramelo con sabor a plátano es posible que no te sepa igual que lo que conoces como un plátano. Pues resulta que el saborizante a plátano se desarrolló cuando la variedad Gros Michel estaba en su esplendor. Tristemente muchas personas sólo podrán saber a qué sabía la variedad Gros Michel, a través de un dulce.
Vía | Wired
Imágenes | Mike Mozart | chipmunk_1 | Garin Fons | Quinn Dombrowski |
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