Conoce un método muy eficaz para conservar la espinaca por varios meses y que no se eche a perder fácilmente. De esta manera, tendrás listo este alimento en cualquier momento para usarlo en diferentes preparaciones. Además de ser muy versátiles en la cocina y emparejar súper bien con proteínas y granos, las espinacas tienen grandes beneficios para la salud.
La espinaca es una de las plantas verdes con grandes beneficios para la salud debido a que es rica en nutrientes y baja en calorías, por lo mismo es una excelente opción para cualquier comida.
Las bondades de las espinacas han estado relacionadas por mucho tiempo a la fortaleza por la gran cantidad de hierro que contienen, su contenido en vitamina K contribuye a cuidar los huesos y sus minerales son buena fuente de potasio y magnesio, según precisa Harvard.
En la cocina es muy empleada para distintas preparaciones: guisos, purés, cremas, ensaladas, entre otras. Si bien es muy fácil adquirirlas, se deben tener ciertos cuidados para conservar sus hojas y aquí te compartimos tres consejos prácticos que te ayudarán a mantenerlas por más tiempo.
¿Cómo conservar las espinacas por un mes?
Deshoja las espinacas con mucho cuidado
Lava y desinfecta las hojas
Seca las hojas muy bien con papel absorbente (este es un paso muy importante para evitar la humedad)
En un recipiente con tapa hermética coloca capas con papel de cocina absorbente, una sobre otra, de 3-4 capas y posteriormente coloca las hojas de espinaca.
Tapa herméticamente y refrigera en la parte más baja del refrigerador o nevera (esto evitará que el frío y la humedad les llegue a las hojas directamente)
Cada vez que abras el contenedor, evita dejarlo mucho tiempo destapado. Solo saca las espinacas necesarias e inmediatamente tapa.
¿Cómo conservar las espinacas por seis meses?
Según Masterclass cooking, una buena manera para conservar las espinacas es congelarlas. A continuación te compartimos un buen método para hacerlo:
Congelar un excedente de espinacas es una gran idea cuando planeas usar la verdura directamente en un plato, donde no necesita estar 100 por ciento fresca, por ejemplo, cuando piensas preparar un omelette o un puré. A continuación te mostramos cómo:
Lava y clasifica: al igual que con el almacenamiento de espinacas frescas, querrás eliminar las hojas dañadas o malas. Enjuaga las espinacas para eliminar la suciedad o la arena.
Hierve y blanquea: el proceso de hervir frutas o verduras en agua caliente y luego enfriar inmediatamente el producto en agua helada, ayuda a intensificar la coloración de su producto y a conserva su sabor. Este es el mismo proceso que tendrás que seguir con tus espinacas. Para ello, prepara una olla con agua hirviendo y un bol de agua fría con cubitos de hielo para que sirva como baño de hielo.
Luego coloca la espinaca en el agua hirviendo durante treinta segundos a dos minutos, dependiendo de la abundancia de las hojas.
Drena: vierte la olla de agua con las espinacas en un colador o colador de malla fina para escurrir.
Enfría y vuelve a escurrir: inmediatamente sumerge las hojas en el agua helada para conservar el sabor de las espinacas. Escurre las espinacas por segunda vez envolviéndolas en una toalla limpia y escurriendo el agua.
Expándelas y acomódalas: antes de congelar las espinacas, forma una bola en tus manos y envuélvelas bien en una envoltura de plástico o colócalas en una bolsa hermética sin aire para evitar que se quemen en el congelador.
Finalmente, colócalas y déjalas reposar en el congelador hasta por seis meses.
Consejos generales para almacenar espinacas
Considera los siguientes consejos cuando decidas cómo almacenar y usar mejor tus espinacas:
Conoce tus espinacas: aunque suene un poco a broma, es necesario que conozcas a tus espinacas, es decir: busca espinacas crudas, tiernas y brotes tiernos y pequeños para las ensaladas y batidos, ya que tienen un sabor suave. Mientras que las espinacas más abundantes y de tallo más grueso son mejores para un salteado rápido.
Usa tu nariz para detectar espinacas que no están buenas: es fácil detectar espinacas marchitas y empapadas, ya que el olor que desprende es similar al del mineral y la tierra y si no están buenas, desprende un olor a rancio.
La humedad es el enemigo: demasiada humedad es uno de los factores principales para que las espinacas se dañen en el refrigerador. La clave para evitar que se marchiten es reducir el exceso de humedad, así que almacénalas frescas sin lavar y solo enjuágalas justo antes de usarlas si planeas comerlas frescas.
Un enjuague rápido, puede hacer maravillas: hay que refrescar de vez en cuando a las espinacas frescas o blanqueadas colocándolas en un recipiente con agua helada durante unos minutos antes de usarlas.
¿Las espinacas necesitan respirar en el refrigerador?
No "amontones" o apiñes las espinacas en el refrigerador, ya que necesitan espacio para que circule el oxígeno. Los vegetales deben respirar. Esto no significa que deban ir sin un contenedor apropiado en la nevera, sobre todo si también tienes fruta almacenada por ahí y que esté descubierta.
Beneficios de comer espinacas
Esta verdura de hojas verdes están llenas de potasio y son perfectas para mitigar los efectos del sodio en nuestro cuerpo: ayuda a la circulación de la sangre y reduce la presión arterial, algo perfecto para dieta de las personas diabéticas.
¿Qué ocurre si como espinacas todos los días?
No hay problema en consumir espinacas los 7 días a la semana, de hecho esto favorece a tu flora intestinal y tus niveles de minerales. Eso sí, si tienes el ácido úrico alto, evita consumirlas porque lo elevará más. Tampoco es recomendable que las coman la gente con problemas renales o con tendencia a la formación de cálculos a partir de una nutrición dietistas de ‘hojas verdes’.
Ahora sí, esta será una excelente forma de conservar tus espinacas por más tiempo, y si quieres hasta por 6 meses, eso sí, no podrás usarlas para preparaciones que requieran de espinacas 100% frescas, pero es una excelente opción para hacer muchas otras más.
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