Me gusta definitivamente rescatar lo que puedo de la cocina mexicana de nuestras abuelas, así que esta vez les traigo esta receta elaborada conforme a mis recuerdos de lo que un día me negaba a comer por mi dieta estricta, y que sin embargo probé y me encantó. (Poco veneno no mata)
Ingredientes
Un kilo de pierna de cerdo en trozos, medio kilo de tomatillo (O tomate verde y dos cucharadas de miel de agave), un tamal salado cualquiera (para espesar. Utilicé uno de frijol), una o dos papas (opcional) una cebolla, un par de chiles serranos, 4 pimientas, 4 clavos, 2 dientes de ajo pequeños, un par de pimientas gordas, sal, un par de varas de apio, unas ramas de cilantro, consomé al gusto y agua.
Procedimiento
Se cuece la carne con las especias, media cebolla, apio, cilantro y sal. Una vez que está suave, se cuela el caldo y se separa la carne de lo que quede en el colador o cedazo y se deshecha.
En el caldo resultante, licuar el tamal en trozos, (Le dará mucho sabor y evita agregar más grasa que la que contiene ya) la media cebolla, los chiles verdes al gusto, los tomatillos o tomates verdes sin cáscara y bien lavados y los ajos pelados sin la parte central. (Agregar consomé al gusto si faltara)
En una cacerola sin grasa, se vuelca esta salsa y se deja hervir unos minutos, luego se agrega la carne cocida y las papas peladas y cortadas en cuartos u octavos dependiendo del tamaño previamente cocidas en agua salada. Se deja hervir todo unos minutos más sin dejar de mover porque ya espesa la salsa es fácil que se pegue y queme. Cuidado con las quemaduras que suelen ocurrir con las salsas espesas porque salpican cuando están sobre el fuego.
Se sirve decorando con un ramito de cilantro y chiles seco molido. Estos platillos se acompañan con tortillas calientes para que nos remonten a los sabores de antaño. El pan no es muy aconsejable. Al contener papas, puede comerse solo sin carbohidratos extra-.
Las papas pueden ser sustituidas por calabacitas tiernas cortadas en cuartos u octavos dependiendo su tamaño. Otra variación es agregar habas verdes o ejotes. Cualquiera previamente cocido en agua salada hasta que quede bien cocido, pero firme. Procuro tener tomates y jitomates cocidos sin sal en el congelador en bolsas de medio kilo.
La miel de agave la agrego cuando utilizo tomate, porque queda ácido si no se compensa con esta o con azúcar. Si encuentran el tomatillo (tomate milpero) no hace falta agregar dulce porque no quedan ácidas las salsas.
En Directo al Paladar, les dejo el enlace de esta receta antigua de Sopitos fritos de canela, antojito mexicano de familia para la hora del café. ¡Deliciosos! Y ya entrando la temporada de frío, que tal que en lugar de café, hacen este rico atole de calabaza en tacha. Nada es de dieta, pero puedo asegurarles con mi ejemplo, que comer de todo con moderación, no engorda.