Spoiler: el arroz de tu mamá es el arroz de tu mamá, y lo seguirá siendo toda la vida. Sabemos que lo adoras, te recuerda a tu infancia y crees que nunca te va a salir como a ella. Y puede que sea cierto, pero por lo menos lo podemos intentar.
Acá, algunos tips de mamá para que la próxima vez que lo intentes te acerques un poquito más a su versión:
Básico: lava el arroz cuantas veces sea necesario, hasta que el agua que drenes salga cristalina.
Hierve agua y vacíala sobre el arroz y deja que se remoje una media hora.
Es súper importante que cuando le quites esa agua, lo pongas a orear unos 10 minutos sobre un paño seco. Este paso es importante para que sea un arroz más reposado y de cocción lenta.
Los jitomates o tomates verdes para la salsa con que cocinarás el arroz siempre deben estar crudos al momento de licuarse.
De preferencia usa siempre caldo de pollo como base. Evita usar condimentos artificiales.
Recuerda: una vez que esté hirviendo el arroz con su salsa de jitomate o tomate verde con caldo de pollo, ponle hasta arriba de la mezcla una ramita de perejil. Eso hará una gran diferencia en el sabor.
No remuevas el arroz, ni lo destapes con frecuencia.
Es súper importante que lo cocines a fuego muy lento. Si lo haces con alto, lo único que provocarás es que se bata.
Consigue arroz completo, no quebrado. El quebrado casi siempre se bate.
Una vez que lo retires del fuego, espera unos cinco minutos a que se enfríe. Si te lo comes directamente de la cacerola puede que no percibas todos sus sabores.
Tip ganador: ponle un huevito estrellado encima. Siempre funciona. Es algo que tu mamá haría.