Hace casi 40 años que las playas de San Pancho, en la Riviera Nayarit, vieron nacer una pequeña palapa que vendía mariscos y pescados cocinados con la sazón tradicional de la señora Oliva Soltero García, quien llegó desde Mazatán, en el municipio de Compostela, en busca de una mejor vida para ella y sus hijos.
Hoy la palapa es, nada más y nada menos, que el restaurante Las Palmas, de donde salen los aguachiles de sabores más famosos y buenos de la zona.
Una palapa a orilla del agua
Cuando empezó, obviamente la carta era muy reducida: vendían para los locales pescados a las brasas, zarandeados, ceviches y aguachiles tradicionales. El lugar empezó a hacerse famoso entre sus comensales recurrentes, quienes pasaron la voz de que hacían cosas muy buenas y frescas en ese lugarcillo de escasas mesas a la orilla del agua.
Doña Oliva nunca paró. Y por eso es que el lugar se hizo tan famoso. Además, sus hijos fueron ayudándola hasta que la mayor de ellas, Angélica Contreras, tuvo que quedarse al frente de la cocina debido a que su mamá ya estaba cansada y prefería ponerlo en sus manos. Según dice ella:
Obviamente, algunas de las recetas tuve que modificarlas. Pero lo mínimo necesario para hacer un cambio notable, sin que el sazón ni la tradición original de mi mamá cambiaran mucho.
¿Qué comer ahí?
Desde esos tiempos se hicieron famosos sus aguachiles verde, rojo, negro, naranja, de callo, de pulpo, de atún, de coco, de Jamaica y maracuyá. También sus tostadas de ceviche de camarón, de pescado, así como de marlín y de salmón.
Sus camarones al coco aún son leyenda. Van empanizados con coco rallado y crujiente, así como acompañados de un aderezo medio cítrico y vegetales. Sumergir cada pieza en el aderezo y darle una mordida es una deleite. Solo de recordarlos volvimos a salivar.
Ahora la cocina ha quedado en manos de un nieto de la señora Oliva, Sergio Romo. Es decir, el negocio ha llegado a una tercera generación. Una vez más, ha habido algunas modificaciones, pero igual de respetuosas y para bien.
Por ejemplo, algo que se volvió icónico desde que Sergio se hizo cargo de la cocina es su tostada de atún. Él ya es chef de escuela y echó mano de lo aprendido para hacer una opción con un pescado apenas salido del mar y que en otras partes era un éxito rotundo.
Fue difícil para los lugareños aceptar al principio este platillo. Me lo devolvían porque no les gustaba que estuviera cruda la carne del atún. Luego se animaron a probarla y se dieron cuenta que era buena. A la fecha es de lo que más nos piden. Hay gente que viaja de lejos solo para probarla.
Una vez que uno se acomoda en cualquiera de las palapas y mesas de Las Palmas, se antoja siempre una cerveza fría. Preferiblemente una hecha en la zona. Puedes pedirla sola, con limón y sal o incluso ordenar una artesanal. También tienen cocteles, que puedes elegir de acuerdo a los licores que tengan en la barra.
En fin, solo podemos decir que si vas, la pasarás increíble: en un ambiente relajado, con la mejor vista del mundo y con unos mariscos y pescados que te mueres. Muy recomendable.
Dónde: $400 pesos. | Cheque promedio: Avenida Tercer Mundo, San Pancho, Nayarit.