Las técnicas para cocer un huevo son infinitas, y una vez que dominamos todas nos queda conquistar a la madre de las técnicas para cocer huevos: el escalfado.
Son también conocidos como huevos poché o escalfados. Esta técnica es empleada para preparar los famosos huevos Benedictinos, que son ni mas ni menos que huevos escalfados servidos sobre un pan tostado con tocino y salsa holandesa.
El término 'escalfar' se refiere al método de sumergir un huevo en agua muy caliente -pero no hirviendo-. Puede parecer muy fácil de hacer, pero la realidad es que se requiere de una buena técnica para obtener el mejor resultado.
Esta es una excelente opción para preparar huevos para el desayuno de una forma saludable y sin una sola gota de aceite.
Consejos para conseguir un huevo escalfado perfecto
Mientras más frescos estén los huevos, mejor resultará la técnica del escalfado. Si no es el caso, puedes echar un chorro de vinagre en el agua antes de hervir. De esta forma, evitaremos que la clara y la yema se separen.
La temperatura ideal para cocer los huevos no debe de superar los 80°C. Es importante que esté muy caliente pero que no llegue a hervir (la temperatura de ebullición del agua es de 100°C)
Si vamos a consumir el huevo un poco más tarde, debemos de sumergir el huevo en agua con hielo durante unos segundos para cortar la cocción.
Es completamente normal que nuestro huevo resulte con ciertas imperfecciones. Siempre podemos recortar los sobrantes de la clara con un cuchillo, para dejar una apariencia mucho más prolija.
En caso de que sientas que es una técnica demasiado complicada y prefieres ahorrarte unos cuantos dolores de cabeza, puedes optar por la segura y conseguir algún instrumento escalfador de huevos.
El primer paso consiste en poner a hervir una olla con abundante agua. De preferencia, el agua con la que escalfemos el huevo debe de llevar cierta cantidad de vinagre, ya que este ingrediente ayudará a coagular la clara del huevo de forma rápida y evitará que esta se desparrame por la cacerola. La proporción correcta es vertir una décima parte de vinagre sobre un total del agua.
Ponemos a hervir el agua junto con el vinagre y en el momento en que esté a punto de alcanzar el punto e ebullición, retiramos la cacerola del fuego.
Rompemos un huevo en un cuenco, taza o escalfador y lo introducimos lentamente en el agua caliente. Entonces, una vez que este cuenco haya entrado al recipiente, deslizamos el huevo dentro del agua y retiramos el cuenco o la taza.
Tapamos la cacerola y dejamos que nuestro huevo se cueza durante tres minutos. Una vez transcurrido este tiempo, la clara ya debió haber cuajado mientras que la yema sigue líquida. Por esto es muy importante utilizar huevos frescos, para que la clara se mantenga más compacta y unida.
Una vez listo, retiramos el huevo escalfado con ayuda de una espumadera y lo sumergimos en agua con hielo inmediatamente para cortar la cocción.
Ahora puedes disfrutar de tu huevo poché o escalfado. Recuerda que puedes calentarlo con alguna salsa, colocarlo sobre un pan tostado al estilo Huevo Benedictinos o sobre algún avocado toast.
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