Si quieres preparar un platillo lleno de historia, la Crème Brûlée es una receta de postre que, además de fácil, está llena de ella. Así que podrás darte el lujo de comer una delicia que viene directamente de los palacios europeos a tu mesa.
Postre exquisito y refinado
Sencilla y refinada a la vez, la Crème Brûlée es un postre exquisito. La combinación de la costra de azúcar crocante, caramelizada al romperla con la cuchara, junto con la suavidad que proporciona la natilla, es un verdadero deleite al paladar.
Un poco de historia...
Este postre, comúnmente considerado francés, se remonta a la Edad Media en la que ya se preparaban natillas similares. Fue hasta en 1691 cuando el chef galo François Massialot publicó en su libro Le cuisinier roïal et bourgeois la receta tal y como la conocemos en la actualidad.
¿Sabías que dos países se disputan su creación original? Mientras que en España se afirma que la crema catalana es la original y que los franceses sólo hicieron ligeros cambios, los británicos aseguran que fue inventada y servida como postre tradicional en el Trinity College de la Universidad de Cambridge en 1879. Esta versión es menos dulce y más densa que la cocinada por los franceses.
Ciertamente, la Crème Brûlée se mantiene como uno de los postres preferidos de los foodies de este mundo. Y hoy nuestros amigos de KitchenAid nos comparten esta receta para que la hagas desde la comodidad de tu casa, de manera fácil y rápida. ¡Manos a la obra!
Precalienta el horno a 160ºC.
Bate las yemas y el azúcar hasta lograr una mezcla suave y cremosa. Agrega la nata y la vainilla y mezcla suavemente.
Pon los moldes para la crema en un recipiente para hornear con agua caliente que llegue a la mitad de los moldes. Vierte la mezcla en los moldes y hornea de 45 a 60 minutos. Para saber si ya está cocida inserta un cuchillo como prueba, si ya está debe salir limpio.
Coloca los moldes sobre un trapo de cocina, deja enfriar y reposar por 15 minutos.
Ajusta el horno a una temperatura baja. Espolvorea una capa delgada y uniforme de azúcar granulada sobre las natillas cocidas. Coloca de nuevo los moldes en el recipiente para hornear, esta vez con agua fría. Hornea de 3 a 5 minutos o hasta que el azúcar se derrita y se forme una dorada corteza caramelizada. Si prefieres, puedes hacer el quemado con un soplete de cocina.
Decora artísticamente con los frutos rojos y las hojas de menta (deja volar tu imaginación) y sirve.