El repertorio de panqués caseros con sabor tradicional encontramos muchas recetas en las que aprovechamos diferentes lácteos, empezando por el típico panqué de yogurt con el que casi todos nos iniciamos en la repostería. Es además una forma deliciosa para utilizar sobrantes de crema, leche condensada o, como en la receta de hoy, leche evaporada.
Este panqué esponjoso es perfecto para aprovechar la típica media lata de leche evaporada que nos haya podido sobrar de otra preparación. Quizá podríamos sustituirla por una mezcla de crema para batir y leche, aunque nada tendrá el mismo sabor que la leche evaporada.
La leche evaporada permite preparar un panqué más dulce que solo usando leche entera, pero más ligero que con crema para batir o mantequilla. Se puede preparar sin ningún ingrediente que le dé sabor o aromatizarlo con ralladura de limón y/o naranja, pero puedes usar también vainilla, canela, lavanda o la mezcla de especias que más te guste.
¿Qué es la leche evaporada?
El nombre de "leche evaporada" puede resultar confuso, ya que no es un lácteo completamente evaporado, sólido o en polvo. Este producto es un derivado lácteo obtenido al evaporar aproximadamente un 60% del agua de la leche, lo que resulta en un líquido más espeso y denso, con un tono ligeramente dorado y un aroma y sabor más dulces.
Es posible que confundamos la leche evaporada con la leche condensada, ya que ésta también se calienta para evaporar un 60% de agua, pero se le añade azúcar (entre un 40 y 45%), lo que la hace aún más cremosa, densa y mucho más dulce. Esta adición de azúcar se refleja en su sabor y aroma, haciendo que sea un lácteo que sirve como endulzante.
A diferencia de la leche condensada, la leche evaporada no contiene azúcar ni edulcorantes; su única variación proviene de aditivos que mejoran su textura y estabilidad, como el fosfato disódico.
Con qué acompañar el bizcocho de leche evaporada
Como todos los panqués caseros, el de leche evaporada es perfecto para un desayuno dulce de fin de semana o para la cena, y también será bien recibido a la hora del postre con un café o té al gusto. Si hace demasiado calor, recomendamos conservarlo bien envuelto en el refrigerador y servirlo con una bebida fresca como té helado o un rico frappé de café.
Precalienta el horno a 170 ºC con aire y engrasa o forra con papel para hornear un molde redondo desmontable de unos 20-23 cm de diámetro. Cuanto más ancho, más bajito saldrá el panqué y se horneará antes.
Coloca los huevos en un recipiente con el azúcar y bate con batidora eléctrica unos minutos, hasta que el azúcar se disuelva y se forme una crema esponjosa de color pálido.
Agrega la mitad de la harina tamizada y el polvo para hornear y mezcla suavemente. Incorpora el aceite y la leche evaporada, remueve y echa el resto de ingredientes secos. Combina suavemente hasta que no haya grumos.
Vierte en el molde, rompe las burbujitas que puedan salir y hornea durante unos 45-50 minutos, o hasta que esté bien dorado y al pinchar con un palillo en el centro salga limpio. Espera un poco antes de desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla.
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