El alza de precios nos ha pegado mucho a las carteras, tanto que incluso las siempre confiables galletas de mantequilla se han vuelto un poco elevadas de precio. Por eso y por cualquier otra razón, como emprender con paquetes de galletitas, o solo para darte un pequeño gusto, te dejamos la receta de galletas de mantequilla con chocolate fáciles de hacer y con poquitos ingredientes.
No hay nada más clásico e infalible para la repostería que las galletas. Las hay de muchas formas, sabores, ingredientes y colores. Nunca pueden faltar en casa para echarse un postrecito o para ofrecer a las visitas con un café en la sobremesa. Son las clásicas galletas de mantequilla rústicas y crujientes, perfectas para acompañar un café o té a media tarde.
10 tips para conseguir unas galletas caseras perfectas
Utilizar mantequilla a temperatura ambiente
Usar huevos a temperatura ambiente
Batir bien la mantequilla y el azúcar
Reduce la cantidad de harina para conseguir unas galletas más tiernas
Enfría la masa antes de hornearla
Pon un poco de sal marina gruesa sobre las galletas de chocolate
Enharina los moldes y cortadores
Bajar la temperatura del horno los últimos minutos de cocción
Procura sacar las galletas de horno cuando aún están blanditas
Deja enfriar las galletas completamente antes de conservarlas
Colocamos la mantequilla junto con el azúcar en un bowl. Es muy importante que la mantequilla esté a temperatura ambiente para que se pueda mezclar bien. Revolvemos con una pala haciendo movimientos envolventes.
Una vez que haya quedado una pastita cremosa, agregamos la cucharada de la esencia de vainilla. Volvemos a revolver bien.
Ahora tamizamos la harina de trigo (o sea, la pasamos por un colador) y la incorporamos al bowl. Mezclamos muy bien una vez más.
Una vez que quede bien formada la masa, agregamos las chispas de chocolate amargo o de leche, Mezcla muy bien y vamos a verterla encima de una porción de papel film y con su ayuda, como si fuera un sushi, vamos a enrrollar hasta que quede un tubito de masa que vamos a envolver y cerrar en el plástico. Lo cerramos y guardamos en el refrigerador por una hora más o menos.
Retiramos del refrigerador, desenvolvemos y cortamos 'rodajas' de un centímetro de ancho.
Las ponemos sobre una bandeja para horno envuelta con papel encerado. Las horneamos a 180°C por 12 minutos. Sabremos que están listas porque vamos a notar cómo los bordes empiezan a quedar de un tono doradito.
Es importante no dejarlas mucho tiempo en el horno (aunque todavía sigan blanditas) porque los ingredientes se endurecen en cuanto se enfrían. Si los dejas más tiempo, van a terminar tan duros como una piedra.
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