La lasaña es un gran clásico de la gastronomía italiana que se ha internacionalizado para convertirse, a mi punto de vista, en un platillo totalmente universal que podemos encontrar en todas partes. Una de los aspectos mágicos con la lasaña es que la podemos adaptar a las especificidades culturales del país en el que vivimos o de dónde somos.
La receta que prepararemos hoy es una adaptación muy local y personal con una lasaña de atún y elote. Usaremos granos de elote (o maíz dulce según lo que encuentres o prefieras) que le darán un giro muy interesante a la típica lasaña de atún o de pescado en términos generales. Para hacerlo más rápido vamos a usar el elote (maíz) ya cocido para ahorrarnos algo de tiempo por lo que te recomiendo ponerlo a hervir antes en caso de que no lo tengas ya listo para usar.
Vamos a iniciar la receta preparando una bechamel clásica por lo que ponemos a derretir la mantequilla en una olla en la que revolvemos la harina blanca hasta formar pequeños grumos. Enseguida vertemos la leche tibia, poco a poco, sin dejar de batir y sobre la lumbre hasta que tengamos una consistencia algo espesa. Sazonamos con sal y pimienta, mezclamos y reservamos.
Calentamos aceite de oliva en un sartén en el que sofreímos la cebolla picada por un par de minutos. Agregamos al atún, el puré de jitomate, o jitomate machacado, los granos de elote cocidos, sal y pimienta. Dejamos en la lumbre a intensidad medio baja por unos diez minutos.
Para armar la lasaña engrasamos con mantequilla un molde o refractario para horno. Colocamos una o dos hojas de pasta para lasaña, recubrimos con parte de la preparación de atún, bechamel, queso y volvemos a colocar unas hojas de pasta. Repetimos la operación las veces necesarias para llenar nuestro molde y acabar con los ingredientes. Horneamos, a 180ºC, por unos 25 minutos aproximadamente. Servimos bien caliente.
Con qué acompañar la lasaña de atún y elote
Esta original y deliciosa lasaña de atún y elotes se disfruta bien perfectamente caliente acompañada de una ensalada de hojas verdes y de una copa de vino tinto ligero. Así mismo puedes asociarla a otro platillo como una guarnición, pero por su sabor y consistencia me parece que es un plato principal por sí misma. No olvides que la puedes conservar en un recipiente hermético y recalentarla en horno tradicional o de microondas si te ha sobrado y quieres comerla de recalentado o llevarla a la oficina.
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