Amamos la pasta. Esa es una verdad irrefutable. Ir a un restaurante (especialmente uno italiano) y ordenar un spaghetti, o unos raviolis, o un buen pappardelle, es un placer que todos disfrutamos cada vez de forma distinta. Comer pasta, en serio, es todo un ritual.
Ahora imagina que puedes lograrlo desde tu propia cocina. La sola idea parece un poco complicada, pero no lo es. Hacer pasta fresca es de las cosas más fáciles que puedes intentar. Además te da la ventaja de prepararla a tu gusto, con la dosis y combinación de ingredientes que tú decidas.
Hoy te compartimos unos tips para que logres la pasta de tus sueños en menos de cuatro horas. Toma nota, seguro que podrás replicar cualquier receta sin problema una vez que tengas todo en tu cabeza (y en tu alacena).
Usa la harina correcta
Si quieres que tu pasta sea perfecta debes usar harina especial. Claro que puedes amasar con cualquier tipo, pero el resultado será increíble si consigues los insumos ideales. En este caso te recomendamos usar harina italiana 00. Búscala así en el súper. Suena un poco rimbombante, pero la encuentras en cualquier supermercado. Esta pasta aporta mucha proteína y es bastante más manejable que la normal.
Los instrumentos también son clave
Así como lo lees. No solo es importante preparar pasta fresca con una gran harina, sino que también debes tener a la mano los instrumentos clave: una superficie limpia (de madera, preferentemente), un buen rodillo y un cuchillo de chef con buen filo. Con ellos, el hecho de que quede deliciosa será mero proceso. Solo recuerda tener mucho cuidado con el cuchillo: queremos que hagas una gran pasta, pero también que estés completo al terminar de comerla.
¿Con o sin agua?
Sin, por favor. Es muy importante que recuerdes esto. La pasta estilo italiano solo va con harina y huevos. No agua, no leche, no mantequilla, no sal. Todo lo que quieras agregar a la receta va en la preparación como tal del platillo. Tú mismo irás conociendo cómo cambia la textura y sabor de la pasta, dependiendo de las proporciones de huevo que uses. Lo más recomendable es que sea un huevo entero y dos yemas por cada 150 gramos de harina.
El amasado
Parece muy obvio, pero llévalo como un mantra por la vida: la masa se hace del centro hacia las orillas. Procura hacer un “volcán” en la harina y rellenar el hueco del centro con los huevos. Rompe con tus dedos las yemas y ve avanzando hacia afuera con lentitud. Así tu cocina no será un desastre y podrás tener el control completo de tu masa.
Siempre reposo
Entre más horas dejes reposar tu masa, mejor. Solo toma en cuenta que, mientras más yemas utilices, más tiempo debes mantener tu masa en reserva. Para guardarla puedes usar solo un bowl metálico y film para cocina. Pero te recomendamos que poco a poco migres a las cada vez más famosas tapas de silicón que, al tiempo que protegen al medio ambiente, son herméticas y aceleran el proceso de preparación.
El tiempo para secar
Una vez que tengas lista tu pasta, incluso si está cortada ya, déjala secar por al menos 15 minutos. Esto será de gran ayuda para que no se pegue cuando la cuezas. Además le dará una consistencia mucho más firme y el sabor será más contundente.
El tiempo de cocción
Es un hecho que la pasta fresca se cuece mucho más rápido que la industrial. Bastan solo tres o cuatro minutos para que esté lista. Procura también que no pasen más de 48 horas antes de consumirla, ya que después de ese tiempo suele resecarse y fermentar de más. Si te sobró masa del día anterior estás a tiempo. Solo sácala del refri, extiéndela, agrega un poco más de harina si es necesario, y corta los spaghettis perfectos que harán de tu día algo fenomenal.