En México estamos a acostumbrados a comer caldo o consomé de pollo tanto en días fríos o lluviosos y en verano. Pese a que hacerlo de forma natural sabe más delicioso, muchas personas han optado por utilizar los cubos de consomé o caldo de pollo porque son más prácticos.
Su modo de empleo resulta sumamente sencillo, ya que solo es necesario disolverlas en agua durante unos minutos para disfrutar de un delicioso consomé, o bien, usarlo para sopas y guisos.
¿Qué es el consomé de pollo?
En la cocina mexicana, los caldos y consomés de pollo en forma de cubo o polvo son ampliamente empleados para la elaboración de sopas, arroces, pastas, marinados y guisos. Una vez hidratados, pueden ser consumidos directamente o utilizados como condimento.
“Tanto los caldos de pollo como los consomés son una mezcla de sal, fécula de maíz, glutamato monosódico, carne y grasa de pollo, azúcar, condimentos, colorantes, saborizantes naturales y artificiales y proteínas y grasas vegetales”, indica la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
La creación del cubo de caldo se remonta a los primeros años del siglo XX en Europa, donde tres empresas, Maggi, OXO y Knorr, buscaban la manera de producir sopas de fácil transporte y accesibles económicamente. En 1910, la empresa británica OXO lanzó al mercado su cubo de caldo, seguida ese mismo año por Knorr, que introdujo su producto en el mercado francés.
Por el contrario, en México también se le denomina como consomé o caldo de pollo al caldo natural que se “obtienen de la cocción de carnes, pescados, mariscos o verduras, y de acuerdo con los ingredientes con los que se elabore tendrá determinado aporte nutrimental y contará con los condimentos y la cantidad de sal que uno desee, lo que no es posible controlar en los productos industrializados”, indica la dependencia.
¿Qué ingredientes contienen los cubos de consomé o caldo de pollo?
¿Alguna vez investigaste lo que contienen los cubos de consomé o caldo de pollo? Solo basta con echar un vistazo a su etiquetado, ya que la Profeco encontró que estos productos industrializados, tanto en cubos, polvo o granulados, son una mezcla de:
- Saborizantes naturales y artificiales
- Colorantes
- Especias
- Carne y grasa de pollo
- Sal yodatada
- Grasas vegetales
- Glutamato monosódico
- Fécula de maíz
- Azúcar
Su composición principal se basa principalmente en sal, denominado también cloruro de sodio, este compuesto de estructura cristalina se encuentra en abundancia en la naturaleza. El sodio, mineral esencial y uno de los elementos químicos que conforman la sal, desempeña un papel necesario en nuestro organismo. Sin embargo, su consumo excesivo puede acarrear efectos perjudiciales en la salud.
A esta le siguen el glutamato monosódico (E621), que según la Procuraduría “es un potenciador del sabor que se añade comúnmente a los alimentos procesados, ya que activa ciertas terminales de la lengua que hacen que el sabor de cada alimento sea más fuerte. Su uso es controvertido ya que se le relaciona con cuadros de dolores de cabeza, sudoración, opresión en el pecho, ardor en la boca y mareos”.
A la lista le siguen los ribonucleótidos de sodio (E635), el almidón, el extracto de levadura y las grasas saturadas, dejando las verduras, la carne, pollo o el pescado en un segundo plano.
No debemos pasar por alto el elevado contenido de sal, representando 53% por cada cubo de consomé de pollo, equivalente a 52.9 gramos. Un valor alto, especialmente considerando que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja limitar el consumo diario de sal a 5 gramos. Hay que considerar que el propósito de los cubos es crear un caldo, así que el contenido de sal se reparte en las porciones del líquido.
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