Es imposible no pensar en sidra cuando acaba el año y necesitamos en la copa una bebida para brindar con los demás mientras cenamos. Apenas estamos a mitad de diciembre, muchos corremos a hacer compras para la fecha. Y claro: esta bebida es de las primeras que palomeamos en la lista.
No obstante, la sidra es muy saludable y sería ideal no tenerla en cuenta solo para el último día de diciembre y el primero de enero. Esta comprobado que, por sus propiedades, suele ser una buena aliada para la salud durante todo el año. Eso sí, consumiéndola moderadamente (hasta media botella cada tres días).
A continuación te contamos un poco por qué deberías considerarla mucho más entre tu lista habitual del supermercado.
Radiografía de una copa con sidra
Muchas personas evitan consumir mucha sidra porque alegan que la cantidad de azúcar que contiene es alta. No los desmentimos. No se necesita más que darle un pequeño sorbo para sentir una explosión de sabores dulces y afrutados en el paladar.
Hay mucho más que eso, por eso recomendamos tomarla con moderación, pero como hábito. Una ración de 100 mililitros de ella aportan cerca de 50 kilocalorías, que podrían desglosarse en 6 gramos de azúcar y 3.7 gramos de alcohol. También contienen vitamina C, vitaminas del grupo B, vitamina E y vitamina K, así como calcio, sodio, cloro, magnesio, fósforo, hierro y cobre.
Sus beneficios, en resumen…
Tiene propiedades **antioxidantes, ya que va directo sobre los radicales libres que causan envejecimiento celular (que muchas veces también es favorecido por beber en exceso; eso significa que es ideal para tomar en estas fechas).
Protege el aparato cardiovascular ante enfermedades coronarias, por lo que baja las posibilidades de padecer infarto del miocardio.
Evita la formación de cálculos renales.
Fortalece al aparato vascular y previene la arterioesclerosis.
Combate el colesterol “malo”.
Debido a que es diurética (y te hace ir mucho al baño), auxilia en la eliminación de ácido úrico. La sidra suele activar el funcionamiento de los riñones y la depuración del sistema excretor.
Es buena para la digestión, ya que contiene muchas enzimas que ayudan a digerir de forma más fácil los alimentos. Por lo mismo, regulariza el funcionamiento de nuestros intestinos.
Promueve la desaparición de la halitosis (o mal aliento), cuando se trata de pacientes que sufren de enfermedades gastrointestinales.
¿Cómo consumirla?
La sidra es una bebida que no puede sustituir al agua pura que necesitamos para hidratarnos. El mejor momento para consumirla es al ahora del almuerzo ya que, como bien sabes, contiene alcohol. Se trata de una graduación baja (entre 6 y 10 grados), pero igual cuenta.
Lo más recomendable es que la disfrutes sola, para que puedas apreciar la gama de notas a manzana verde o amarilla, o a pera, que contiene. No obstante, si eres muy sensible al alcohol, mejor come algo sustancioso y acompáñalo de una copa o dos de sidra.
Ahora bien, para contrarrestar los efectos inmediatos del azúcar, también te sugerimos que la tomes al tiempo que bebes agua. Esto hará que tus niveles de glúcidos se nivelen y que su carácter diurético se acentúe.
Ahora que sabes las diferentes formas en que la sidra actúa en tu cuerpo, es momento de que tomes consciencia de lo buena que es para ti en cantidades razonables y acompañándola de comida saludable y actividad física. Yendo un poco más allá: consumirla de forma habitual hará que el mercado de productores mexicanos que la hacen (principalmente en el estado de Puebla), crezca. Y eso nos beneficia absolutamente a todos.
Fuente: La madrena | Alimenta tu bienestar | Petritegi