Cuando se trata de ingredientes frescos, es muy sencillo saber si aún pueden ser consumidos, cuando son enlatados o envasados, podemos regirnos por la fecha de caducidad, el olfato e incluso el envase. Sin embargo, cuando se trata de los ingredientes secos para hornear se vuelve una tarea más difícil.
Es por eso, que hoy compartimos con ustedes algunos consejos para verificar que los ingredientes que usamos para preparar nuestras tartas, pasteles, postres y otros platillos que requieren ser cocinados en el horno, estén en su mejor punto y así poder saber cuando debemos reemplazarlos.
Harina
Lo primero que debemos de saber de la harina es cómo conservarla, y para ello nada es mejor que almacenarla en un recipiente hermético y ubicarlo en un lugar fresco y seco. Para evitar que se formen plagas, la harina blanca debe sustituirse una vez al año, mientras que las harinas integrales o de granos enteros deben reemplazarse cada seis meses.
El motivo por el que se debe sustituir la harina de trigo integral cada seis meses es debido a que los granos enteros contienen ciertos aceites, que pueden darle un sabor amargo a la harina y por consiguiente a los alimentos que cocinemos con ello. Para este tipo de harinas, incluso se recomienda guardarlas en el congelador dentro del recipiente hermético, tan pronto como se haya comprado.
Azúcar
Quizá el ingrediente seco para hornear que menos nos preocupa es el azúcar. Eso es por dos motivos, el primero es por que es uno de los ingredientes más usados cuando se trata de endulzar alimentos y bebidas. El segundo, es por que es un ingrediente bastante indestructible.
Ahora bien, existen diferentes tipos de azúcar, y son los que contienen melaza, como el tipo morena y mascabada, las que son más perecederas, puesto que pueden ser suavizadas fácilmente con el calor, por lo que es necesario reemplazarlas cada año.
Al igual que como sucede con la harina, la mejor forma para almacenar y conservar nuestra azúcar, es hacerlo en recipientes herméticos resistentes a la humedad.
Leudantes
Sin duda, los leudantes, como lo son el polvo para hornear y las levaduras, son los que más dudas nos causan, y también los que más problemas nos pueden dar si no están en su mejor punto, puesto que nuestros panes no esponjaran o se hundirán, o las galletas no aumentarán su tamaño, la textura no será la adecuada, entre otros.
Hablemos primero del bicarbonado de sodio, el cual debe ser reemplazado en el plazo de un año si se abrió el empaque, o dos si no lo fue así. El motivo, es que reacciona fácilmente a la humedad, por lo que se vuelven menos estables con el paso del tiempo.
Para el polvo de hornear y las levaduras, lo primero es verificar su fecha de caducidad, aunque también se deben observar los mismos puntos que con el bicarbonato de sodio. Desde luego deben guardarse en un lugar seco y fresco, y nunca en el refrigerador.
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