En escabeche y para tostadas, las patitas de cerdo son un manjar para aquellos a quienes les encanta su sabor y textura. Si eres fan de estas delicias, hoy te revelamos cómo hacer colágeno de patitas de cerdo para que lo aproveches de forma natural y casera.
Para preparar las manitas o patitas de cerdo en escabeche es necesario cocinarlas primero y agregar “agua, vinagre, cebolla, hierbas de olor (laurel, tomillo y mejorana), orégano, sal, pimienta, en ocasiones chile jalapeño y otras especias”, indica Larousse Cocina.
Esta delicia que se puede considerar como escabeche o encurtido también se le incorpora zanahoria, chiles verdes o cualquier otra verdura como nopales o coliflor.
¿Cómo saber que las patitas de cerdo están frescas?
Saber si las patitas de cerdo están frescas implica revisar varios aspectos como los que a continuación te compartimos:
Las patas de cerdo frescas deben tener un color rosado pálido. Evita aquellas que tengan tonos grises o amarillentos, ya que esto podría indicar que han estado almacenadas durante bastante tiempo.
La carne de las patas de cerdo frescas debe ser firme al tacto. Evita las que tengan una textura viscosa o resbaladiza, ya que podría ser un signo de descomposición.
Un olor desagradable es una clara señal de que la carne no está fresca, pues las patas de cerdo frescas deben tener un ligero olor a carne limpia y no presentar olores fuertes o desagradables.
Inspecciona visualmente las patas de cerdo en busca de cualquier signo de decoloración, manchas o áreas hinchadas, ya que estos podrían ser signos de deterioro.
¿Qué es el colágeno y para qué sirve?
Según información del Consejo Mexicano de la Carne, “el colágeno es la principal proteína componente del tejido conectivo de los vertebrados; constituye de 25 a 35% de las proteínas totales en los mamíferos. Las moléculas de colágeno tienen formas y funciones notablemente distintas. Por ejemplo, en los tendones forman fibras rígidas, encordadas, de una notable resistencia a la tensión; en la piel, permite la expansión en todas direcciones sin deformaciones”.
Algunos de los beneficios para la salud que brinda el colágeno son:
- Fortalecer tus músculos
- Mejora la apariencia de tu piel
- Ayuda a cicatrizar
- Regula tu aparato digestivo
- Mejora tu higiene dental
- Efecto détox
- Mantiene tu corazón en buen estado
- Controla la ansiedad y alivia el estrés
- Desarrollo y envejecimiento
Según información publicada por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, "entre los alimentos ricos en colágeno podemos encontrar a la carne (principalmente cortes duros como pierna, patas, espaldilla, etc.), caldos de carne o vísceras y gelatina. Por otro lado, si se desea incrementar la producción de colágeno, se requiere el consumo de alimentos que contengan altas concentraciones de los aminoácidos que constituyen a la molécula de colágeno, como son la prolina y glicina. Entre los alimentos ricos en prolina está la clara de huevo, productos lácteos, champiñones y espárragos; a su vez, la glicina se encuentra en alimentos como la piel de cerdo, pollo y gelatina, así como en una variedad de alimentos ricos en proteína".
Recuerda que lo publicado en Directo al Paladar México no reemplaza la opinión de un profesional de la salud. Antes de incluir o excluir cualquier alimento de tu dieta, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a tus necesidades específicas.
- Coloca las patas de cerdo en una olla grande y cúbrelas con agua.
- Agrega las cebollas, el ajo, el laurel, el tomillo, el romero, la pimienta negra y la sal.
- Lleva a ebullición a fuego alto, luego reduce el fuego a bajo y cocina a fuego lento durante 3-4 horas, o hasta que las patas estén muy blandas y la carne se desprenda fácilmente del hueso.
- Retira la olla del fuego y deja que se enfríe un poco.
- Cuela el caldo a través de un colador fino y desecha las patas, las cebollas, el ajo y las hierbas.
- Refrigera el caldo durante la noche.
- Al día siguiente, la grasa se habrá solidificado en la superficie del caldo. Retira la grasa y deséchala.
- El caldo restante es ahora colágeno puro. Puedes consumirlo directamente, añadirlo a sopas, guisos o bebidas, o usarlo para preparar otras recetas.
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