La cebolla es uno de los ingredientes más usados en la cocina, en todo el mundo. No sólo tiene un sabor delicioso y sazona perfecto casi cualquier preparación en la que se le incluya, sino que tiene un sinfín de propiedades que la hacen medicinal y benéfica para nuestra salud.
De entrada es bueno que sepas el valor nutrimental de esta planta de origen asiático, cuya parte más consumida es el bulbo que crece bajo tierra. La cebolla está compuesta principalmente por agua (un 89%), lo que la hace muy ligera. Se calcula que aporta unas 38 calorías por cada 100 gramos. Los carbohidratos son su nutriente más abundante, pues está compuesta por 8,6% del total de su volumen; seguidos de la fibra (1,6%). Este producto prácticamente no tiene proteínas ni grasa.
También es rica en minerales y oligoelementos como calcio, magnesio, cloro, cobalto, cobre, hierro, fósforo, yodo, níquel, potasio, silicio, zinc, azufre —es el componente que se convierte en ácido sulfúrico y nos hace llorar cuando la cortamos— y bromo; así como en vitaminas del complejo A, B, C y E.
¿Cuáles son las propiedades principales de la cebolla?
Es diurética
Consumirla provoca que se vaya con más frecuencia a orinar y que se sude con más frecuencia y en mayor cantidad. Por lo tanto es recomendable para pacientes con insuficiencia renal, gota, cálculos renales o edemas. Esta propiedad se le reconoce desde tiempos del médico griego Hipócrates.
Promueve la buena digestión
Esto, debido a que previene la fermentación intestinal, la presencia de parásitos y hongos, y el estreñimiento. También ayuda a sentir alivio cuando se está experimentando una digestión pesada. No obstante, hay que ser cautelosos con su consumo en caso de que se sufra de acidez estomacal. La cebolla también es muy buena para eliminar las toxinas y fermentos que se producen en el estómago tras la digestión.
Es un excelente antibiótico natural
Ayuda a combatir procesos infecciosos del aparato respiratorio, tales como la gripe, bronquitis o faringitis. Esto se debe a las propiedades antisépticas y mucolíticas de los componentes azufrados que contiene y desprende, junto con la acción antiinflamatoria de la quercitina. Una práctica muy conocida y que generalmente da buenos resultados para acabar con la tos es dejar una cebolla cortada por la mitad en la mesilla de noche.
Ayuda a bajar los niveles de azúcar de la sangre
Resulta benéfica para personas que sufren diabetes ya que contiene mucho cromo, que forma parte del llamado FTG (factor de tolerancia a la glucosa), así como glucoquinina, que estimula el páncreas y ayuda a reducir los niveles de glúcidos en el torrente sanguíneo.
Estimula el buen humor y el apetito
La cebolla contiene dosis importantes de folato, una vitamina que puede ayudar a combatir la depresión mediante la prevención del exceso de formación de homocisteína en el cuerpo. A su vez éste es un compuesto que, si se produce en exceso, interfiere con la producción de serotonina, dopamina y norepinefrina, que regulan el estado de ánimo, el sueño y el apetito.
Es buena para la circulación
Evita la formación de coágulos en la sangre, promueve la circulación y ayuda a combatir las enfermedades relacionadas con una mala bombeo sanguíneo: tales como las várices o el “síndrome de las piernas pesadas”.
Previene el cáncer de colon
Como es un producto rico en fructo-oligosacáridos, que son probióticos que estimulan el crecimiento de bifidobacterias benéficas en el intestino e inhiben el desarrollo de bacterias patógenas, esto enriquece y fortalece la flora intestinal, reduciendo el riesgo de afecciones relacionadas con un mal funcionamiento del colon.
Fuentes: La Vanguardia Cuerpo Mente Muy Interesante