No es una broma, ni una trama de scifi. ¡Es una realidad! Científicos ingleses del Imperial College London diseñaron unos sensores inteligentes y ecológicos que ayudan a saber si un alimento cárnico o con pescado está o no en buen estado para comerlo.
Es una maravilla que se conoce como Sensores de Gases Eléctricos en Papel (PEGS, por sus siglas en inglés), cuyos datos pueden ser leídos por prácticamente cualquier teléfono inteligente. Una persona sólo tendría que sostener su celular sobre el empaque de la comida para de inmediato detectar niveles de gases de descomposición como el amoniaco y la trimetilamina.
¿Qué ventajas tiene este método?
De entrada, que los materiales con los que están hechos estos sensores adheribles a los teléfonos son biodegradables, ecológicos y no tóxicos, así que por sí mismos no representan un riesgo para el medio ambiente.
Otra cosa muy importante es que podrían ser incluso más certeros en sus datos que las mismas fechas de consumo preferente impresas en las etiquetas de los productos. Se ha comprobado que, cuando no se tienen buenas prácticas de embalaje o hasta refrigeración, estas fechas no resultan acertadas.
Usando los PEGS podría tenerse una idea más precisa de consumo responsable y saludable, independientemente de la fecha señalada en el empaque. Como puedes darte cuenta, esto redunda en una disminución del desperdicio de alimentos.
En el Reino Unido, por ejemplo, uno de cada tres consumidores tira la comida solo porque llega su fecha de caducidad, pero el 60% de ellos son aún seguros para ingerir. Ello corresponde a unas 4.2 millones de toneladas de comida útil en la basura cada año.
México no está exento de ello. Aquí el problema también es de dimensiones preocupantes. De acuerdo con el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados, en nuestro país el desperdicio de alimentos alcanza el 34.7% de lo que se produce.
Al respecto Renán Poveda, especialista ambiental del Banco Mundial en México, señaló que en el país se desaprovechan 20.4 millones de toneladas de alimentos al año, hecho que provoca alarma ya que existen cerca de 7.5 millones de personas en situación de hambre crónica. El especialista destacó que anualmente México dispendia 26 millones de dólares en comida que se tira.
El invento de los ingleses sigue perfeccionándose para salir al público con muchas más ventajas de las que tiene ahora. De hecho, entre los planes de los investigadores detrás de él están ampliar su radio de acción a más tipos de alimentos, así como también poder ser usado para detectar productos químicos en la agricultura, la calidad del aire y la detección de marcadores de enfermedades mediante el aliento humano.
Si los PEGS se perfeccionan lo suficiente y llegan a nuestro país, sin duda serán de gran ayuda para frenar el desperdicio de comida y, al mismo tiempo ayudar a nuestra salud y a cuidar al medio ambiente.
Fuentes: Cámara de Diputados de México | Imperial College of London .