Los cuchillos son una herramienta del día a día en nuestras cocinas. Sin importar su marca ni tiempo de uso, todos se desgastan. Todos. Y como también los necesitamos a toda costa, mantenerlos con filo es prioridad.
Eso puede lograrse de muchas formas. Algunas más fáciles y asequibles que otras. A continuación te damos consejos para que uses varios métodos y no te lastimes en el intento. Aplícalos todo lo que puedas.
- Si la hoja del cuchillo que quieres afilar ya tiene mellas, mejor llévalo con alguien que le sepa más a esto. Si te descuidas, esos pequeños bordes de metal podrán desprenderse al intentar afilarlo por tu cuenta.
Intenta lavar tus cuchillos lo más pronto que puedas, luego de utilizarlos. Ésto, debido a que los cítricos como los de los limones y el jitomate, por ejemplo, aceleran su pérdida de filo.
Una chaira es de las herramientas más fáciles de conseguir (y también de las más prácticas), y que solucionarán en cuestión de segundos tu problema. Tampoco son caras. Lo único que debes hacer es tomarla firmemente y pasar cada lado de tu cuchillo sobre ella, a una inclinación de 20 grados.
Si tienes una piedra de afilar, de preferencia de medio grano, primero remójala antes de frotar el cuchillo en su superficie. Eso ayudará a que el filo se gane más rápido y con menos esfuerzo.
Recuerda que siempre debes mover el cuchillo en contra de la dirección del filo, y que debes tomarlo por detrás del mango y firmemente sobre la hoja, solo en el caso de usar piedras lisas para afilarlo.
Si utilizas una máquina eléctrica todo será muy sencillo. Solo debes ajustar el grosor del pulido del cuchillo y el aparato lo hará todo. Procura no limarlos al máximo: se trata de que corten, no de que te los acabes más rápido.
Si puedes, guarda tus cuchillos siempre dentro de una funda. Las hay de plástico y de cuero. Te recomendamos cualquiera, para fines prácticos. Así pasará mucho más tiempo antes de que tengas que darles mantenimiento otra vez.
Fuentes: El Español | Le Cuine