Por extraordinario que parezca, lo que comemos y bebemos contiene cantidades considerables de este material que está asfixiando al planeta, y que bien podría ser el mal del siglo. Un estudio realizado por la Universidad de Newcastle, Australia, y solicitado por la organización mundial pro ambiente WWF, dio a conocer que cada semana ingerimos cerca de cinco gramos de plástico, lo cual equivale al peso de una tarjeta de crédito.
De acuerdo con este documento, llamado “Naturaleza sin plástico: evaluación de la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza”, en dicho periodo de tiempo nos comemos unas 2 mil piezas diminutas de plástico, lo que hacen a su vez 21 gramos al mes, y poco más de 250 gramos al año.
De acuerdo con el directos general de WWF:
Estos hallazgos deben ser una llamada de atención para los gobiernos. Los plásticos no solo contaminan nuestros océanos y vías fluviales, acabando con la vida marina, sino que están en todos nosotros y no podemos escapar del consumo de plásticos. La acción global es urgente y esencial para hacer frente a esta crisis.
Los científicos que llevaron a cabo el estudio encontraron que la fuente más grande de ingestión de plástico en todo el mundo es el agua, tanto embotellada como del grifo. A su vez, en cuestión de comida hallaron que los que tienen más niveles de plástico son los mariscos, la cerveza y la sal.
Esto demuestra que el problema de la contaminación por plástico es universal y nos afecta directamente. En últimas fechas hemos sido testigos de numerosos casos en el que los plásticos llegan y asfixian los ecosistemas naturales: basta recordar los videos de tortugas con popotes clavados en la garganta, así como el descubrimiento de peces con gran cantidad de taparroscas, peinetas y pedacería de botellas en su estómago.
Aunque ya hay muchas personas conscientes de lo nocivo que es el plástico, aún falta mucho por hacer. Las pequeñas acciones de todos los días podrían hacer la diferencia; no obstante, exigir a nuestros gobiernos que pongan atención en nuevas políticas públicas amigables con el ambiente también es urgente.