La cocina es un espacio creativo, en el que sin duda alguna tenemos que hacerle caso a nuestra intuición, pero no todo es risa y diversión, también hay que tener en cuenta de que es necesario tener cierto orden y cumplir unas cuantas reglas para que la cocina sea un lugar seguro y que tu receta salga tal y como lo estás esperando.
No te sientas mal, hasta la persona con más experiencia y que se siente 'dueña' de la cocina puede cometer de vez en cuando alguno de estos errores. Sin embargo, podrías no saber que es importante cuidar y tener en cuenta alguno de estos puntos, desde errores de técnica hasta alguna que otra omisión a la hora de preparar tus alimentos. Échale un ojo a estos 11 cosas que no debes hacer en la cocina para cuidar tu salud y la de tu familia.
1. Lavar la carne o el pollo
Sí, es importante tener mucha higiene en la cocina y lavar y desinfectar las verduras, superficies y utensilios. Sin embargo, no podemos meter a las carnes en un mismo saco. Nunca debemos lavar el pollo ni la carne cruda antes de cocinarlos. Lavar este tipo de alimentos puede aumentar el riesgo de intoxicación alimentaria, ya que al poner el pollo o carne debajo del grifo el agua es muy común que el agua salpique todo lo que está a nuestro alrededor y, con esto, terminemos infectando las superficies de trabajo, la ropa y los utensilios de cocina que teníamos cerca del fregadero con alguna bacteria.
2. Utilizar la misma tabla para cortar todo
Al igual que en la idea anterior, debemos de tener utensilios específicos para cada tipo de ingrediente: una tabla y un cuchillo para las verduras crudas, una para la fruta y otra para las carnes. De esta forma evitaremos cualquier riesgo de contaminación cruzada o que tu papaya termine con sabor de cebolla.
3. Guardar la comida caliente en el refrigerador
Ya sean filetes, sopas o salsas, has de asegurarte de que la comida ha tenido tiempo de templarse antes de meterla en la nevera o el congelador porque si metemos un alimento caliente lo primero que hará es elevar la temperatura de los que están cerca, lo que incrementa el riesgo de que crezcan microorganismos patógenos. Al mismo tiempo, harás que se rompa la cadena de frío, con lo que tus alimentos se echarán a perder y con la condensación del calor del alimento se formará hielo en tu refrigerador.
4. No verificar la temperatura del refrigerador
La FDA recomienda que este electrodoméstico se encuentre a 4.4 grados centígrados para una correcta conservación de la comida, mientras que el congelador necesita estar a -17 grados. Si tu refrigerador no tiene un termómetro integrado, te recomendamos comprar uno, esto será increíblemente práctico para alargar la vida útil de tus recipientes con almacenaje, es especial los vegetales o frutas que no están envueltos o empaquetados.
5. No limpiar el refrigerador con la frecuencia adecuada
Cada día de la semana agregamos y sacamos ingredientes del refrigerador, y probablemente este electrodoméstico junto con la estufa sea uno de los más usados día a día. Y como sabemos al usarlo ensuciamos y le damos una ligera limpiadita o como decía mi abuelita un trapazo para que no se vea tan sucio, y aunque por fuera pueda verse bastante bien, lo único que hacemos es ir acumulando suciedad que no logra percibirse a simple vista. Así que el primer tip es limpiarlo a profundidad mínimo cada 15 días, y con nuestros otros tips el mantenimiento entre limpiezas será mucho más fácil.
6. No revisar las latas de pies a cabeza
Las latas de conserva son un producto muy utilizado en la cocina y en la alimentación diaria, debido a su durabilidad y a la facilidad de conservación. No obstante, es importante saber cómo reconocer si una lata está en buen estado para evitar riesgos para la salud. Para empezar, revisa la fecha de caducidad impresa en la lata. Si está dentro de la fecha, es probable que la conserva esté en buen estado, pero aún así debes revisar otros aspectos.
7. Reutilizar cualquier bote de plástico
Los plásticos son un material complejo que no son en sí mismo un problema; pero existen envases utilizados para la venta y distribución de ciertos productos que contienen sustancias como bisfenol A, un producto químico que puede causar problemas para la salud conforme esta sustancia se va desprendiendo del empaque con su uso constante o al exponerlo al calor.
8. No lavar los trapos de cocina con la frecuencia correcta
Una de las cosas que más usamos en la cocina son los trapos; los usamos para limpiar el fregadero, la estufa, para secar trastes, para envolver tortillas, ¡para todo! Por ello, es muy relevante que todos los trapos que empleamos en la cocina estén perfectamente limpios y que en la medida de lo posible tengan un solo uso. Se ha demostrado que los trapos son transportadores de diferentes agentes microbianos, sobre todo en las cocinas. Aquí te dejamos la forma correcta de lavarlos.
9. La esponja lavatrastes milenaria
Aunque veas pequeña y esponjosa a esa esponja, zacate o escobeta, no significa que no sean de los elementos más importantes y que sí o sí deben estar limpios no solo una vez al día, sino en cada uso que le demos. Si lavas trastes tres veces al día, las tres veces debes de lavar y desinfectar tu esponja o el aditamento con el que estés acostumbrado a limpiar tus utensilios. En primer lugar, si nuestra esponja tiene suciedad y comida: embarramos la misma suciedad con un poco de jabón, pero no limpiamos; en segunda, no podemos ver la cantidad de bacterias y microbios que se quedan ahí en nuestros trastes, el fregadero y la esponja; y en tercera la esponja al ser un ambiente húmedo es el lugar más que perfecto (es como el cielo) para la reproducción microbiana. Recuerda que debemos lavarla con cloro y dejarla secar en un sitio fresco.
10. Lavar los huevos
La cáscara de huevo es característica por ser porosa y, tener una fina capa de cutícula que la impermeabiliza e impide que los gérmenes pasen al interior. Si lavas el huevo, podrías eliminarla y entonces las bacterias penetrarían la cáscara, y esta última contaminará el interior del huevo.
11. No lavar las verduras congeladas listas para comer
Las verduras ''frescas'' que se venden en bolsa en los supermercados, independientemente de que sean para cocinar o consumir en crudo, pueden tener algún microorganismo no deseado por la humedad y los cambios de temperatura a los que pueden someterse. Es más recomendable rociarlas de algún desinfectante alimentario.
12. Meter recipientes de plástico al microondas
Cuando se trata de envases de un solo uso, conforme pasa el tiempo se deterioran (surgen grietas o se rompen) y es posible que entren bacterias. No siempre son aptos para el calor: no todos los envases de este tipo se pueden meter al microondas o contener alimentos calientes, pues al calor se liberan químicos del plástico que ponen en riesgo tu salud.
13. Usar el aceite más de tres veces
La regla de oro siempre será reutilizar el aceite un máximo de tres veces. Con cada fritura verás que va tornando un color más obscuro, puede que tenga más residuos sólidos de lo que freíste y sus propiedades cada vez son menos probables de que se cumplan. La desventaja del uso continuo de un mismo aceite es la formación de polímeros grasos, lo que conllevan un aumento del riesgo a largo plazo de sufrir incidentes cardiovasculares, al no poder ser procesados metabólicamente de manera adecuada por el hígado.
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