Las enchiladas ocupan un puesto importante dentro de la lista de antojitos de la cocina mexicana: en toda casa mexicana se está acostumbrado a comer un buen plato de enchiladas verdes con mucha cebolla, queso y crema, ya sea para el desayuno, la comida e incluso para la cena, las enchiladas siempre quedan con todo y nosotros traemos unas rellenas de requesón.
Las enchiladas son un platillo relativamente sencillo, pero con un sabor cautivador: están elaboradas con tortillas de maíz, bañadas en salsa de chiles y rellenas de algún guiso. Existen tantas variedades de enchiladas como hay peces en el mar. Pero muchas personas estamos de acuerdo en que las enchiladas verdes tienen un lugar especial dentro de nuestra lista de platillos favoritos.
Esto se debe a que las enchiladas verdes son de los platillos que más se nos antojan a la hora del desayuno, especialmente cuando necesitas un aperitivo delicioso pero llenador. Aunque, en realidad, se pueden comer a cualquier hora del día, porque siempre se antojan.
Son uno de los platillos más populares en todo México, porque además de tener muchísimo sabor, son muy fáciles de preparar y realmente lleva ingredientes que puedes encontrar en cualquier cocina mexicana. Sin embargo, hay veces en las que pasa que se te olvidó comprar el pollo, no tienes tiempo para prepararlo o, tal vez, tienes ganas de probar un nuevo estilo del platillo, rellenitas de requesón.
¿Reque...qué?
El requesón es una especie de queso o lácteo que es muy requerido en las cocinas de México, y que utilizamos para preparar tacos, quesadillas, para coronar tlacoyos o rellenar gorditas. Es de nuestros lácteos favoritos, ya que tiene muchas proteínas y realmente poca grasa, por lo que es perfecto si quieres incluir a tu alimentación platillos más saludables y ligeros.
Esta maravilla es un lácteo que se produce a partir de la fermentación del suero que queda después de producir queso y se recomienda consumir fresco porque se descompone muy rápido. O sea que todo lo podemos aprovechar. De hecho, también tenemos la mejor forma en que puedes prepararlo en casa para que hagas casi desde cero esta receta.
Colocamos en una cacerola los tomates y los chiles con suficiente agua para cubrirlos. Los dejamos hervir a fuego alto por al menos unos 5 minutos, o hasta que los tomates adquieran un color más claro. Procura no hervirlos demasiado tiempo, porque los tomates pueden tornarse amargos.
Una vez que estén bien hervidos, transferimos los tomates y los chiles a la licuadora con un poco del agua con la que cocimos. También agregamos un cuarto de la cebolla, un diente de ajo, y las hojas de tu medio manojo de cilantro. Licuamos bien.
Calentamos una cacerola a fuego medio con una cucharada de aceite. Dejamos que caliente bien y vertimos la salsa verde que licuamos junto con media cucharada de sal. Dejamos que la salsa hierva a fuego alto. Cuando la salsa comience a hervir, bajamos la llama a fuego medio y dejamos cocer por 4 minutos, hasta que se espese un poco y adquiera un color más oscuro. Recuerda removerla ocasionalmente. Al final reservamos.
En un sartén grande vertimos un poco de aceite vegetal. Que al menos mantenga un centímetro de altura. Calentamos el aceite a fuego alto. En cuanto esté suficientemente caliente, tomamos una tortilla de maíz y la sumergimos en el aceite. La dejamos freír por unos 7 segundos de cada lado, hasta que esté ligeramente dorada. Repite el proceso con el resto de las tortillas de maíz.
Tomamos unas cucharadas abundantes de requesón y rellenamos las tortillas con él, doblándolas a la mitad. Transferimos a una sartén (sin aceite). Ponemos en un plato nuestras tortillas rellenas de queso, y en cuanto tenga la cantidad de enchiladas deseadas (de tres a cuatro) toma un cucharón y vierte la salsa sobre las tortillas.
Decora tus enchiladas con unas cuantas cucharadas de crema ácida, cebolla picada y rábanos fileteados. Si gustas, también puedes acompañarlas con unas rebanadas de aguacate para decorar.
¡Buen provecho!
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