En México no hay Navidad, ni Año Nuevo, posibles sin sidra. Año con año, incluso desde meses antes de las fiestas de diciembre, nos aprovisionamos de varias botellas para compartirlas con la familia cuando llegue el momento. Se entiende: la sidra es deliciosa y trae aparejada la idea de celebrar.
Pero como todo, esta bebida —que se logra luego de obtener jugo de manzana y fermentar este por al menos un año—, tiene su historia y sus diferencias en todo el mundo. El hecho de que se le consuma en estas dos fechas no es fortuito. Tampoco existe una fecha exacta, ni una locación única, a las que se les pueda atribuir su nacimiento. A pesar de ello tenemos algunas nociones de su pasado.
Los orígenes
Existen registros de que la sidra ya existía en tiempos de la escritura del Antiguo Testamento, antes de Cristo. ¿Te imaginas? Hebreos y egipcios hicieron recetas antiquísimas de ella. La tradición siguió y adquirió el nombre con que la conocemos, en tiempos de los griegos y los romanos, quienes llamaban “sikera” y “sicera” a las manzanas que usaban para elaborarla.
La respuesta a la interrogante de por qué se le considera una bebida ligada a fiestas, empezó a delinearse desde entonces. El carácter espumante de esta bebida la hace muy ceremoniosa. Además, su bajo grado alcohólico permite que muchas personas disfruten de ella, no tanto en ánimo de exceso, sino de acompañamiento y gratitud.
¿Qué pasa en otras partes del mundo?
Para nosotros la sidra es sinónimo de diciembre y vísperas de enero. No obstante, en Europa pasa algo muy distinto: se le considera una bebida para todo el año. En Inglaterra es donde más se consume y produce en el mundo. Los británicos son los mayores consumidores de sidra per cápita y el 56% se sus manzanas cultivadas en el Reino Unido son para sidra.
Hasta 1980, la sidra gozaba de una fama desmejorada. Sí: se le consumía mucho, pero estaba ligada a resacas impresionantes, gente tirada en la calle a causa de sus efectos y obreros que salían por sidra luego de sus arduas labores. Esto acabó cuando una marca, llamada Magners, lanzó en el Reino Unido una serie de anuncios televisivos elegantes y llamativos, donde jóvenes elegantes bebían el producto. A partir de ese momento, una nueva generación de mujeres y hombres que bebían sidra empezó a desarrollarse.
España, a su vez, tiene una tradición tan arraigada que, aunque es común, también está ligada a un aura ritual. En Asturias, que es una región sidrera por antonomasia, debe servirse escanciada, o servida desde una altura alta a la copa, para formar espuma. En Guipúzcoa, en el mismo país, abundan como bares las sidrerías, donde la gente pasa a beber tarros enteros después del trabajo o a la hora de la comida.
La sidra francesa, que es ampliamente consumida en la Gran Bretaña, es mucho más dulce y se hace con peras y con manzanas. En Estados Unidos, por ejemplo, la tradición también se afianzó y retomó los estilos de sidra de sus colonizadores. Canadá tiene su parte: en Quebec se le consume bajo el nombre de cidre de glace (o sidra de hielo), ya que un cambio en su técnica cambia las manzanas a temperatura ambiente, por unas congeladas.
Hablemos de América Latina. Acá se reserva para Navidad y Año Nuevo. Los lugares donde más se vende y consume son México, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Cuba y Chile. En éste último país se le conoce como “chicha de manzana” y se le consume principalmente en el sur del país. En Argentina se utilizar destapar una sidra para comer panetones en Navidad.
¿Cuáles son los mayores productores de sidra en México? En nuestro país, la cuna de la sidra está en Puebla. En dicho estado hay varios municipios que la producen. No obstante, destacan Huejotzingo, Zacatlán de las Manzanas y La Esperanza. En Zacatlán se usa la variedad criolla del fruto, que deriva de la Red Delicious, y es considerada una de las más ricas en el mercado. Por la cultura que existe en torno a la sidra en Puebla, estos tres municipios han solicitado una denominación de origen para la sidra.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el municipio de Esperanza es donde más se produce, debido a que en la comunidad hay un Agroparque donde el cultivo de manzanas es la prioridad. En dicha demarcación se producen 25 mil cajas de sidra anuales; cada una, con 6 botellas, lo que da un total de 150 mil botellas de sidra tan solo provenientes de ahí. Otros estados en donde se hace esta bebida, aunque en menos medida, son Durango y Chihuahua. Las variedades de manzana que se ocupan son la Golden, Red, Gala, Rome, Starking, Red Chief y Top Red.
Los productores de la bebida pugnan por alentar su consumo en México. Mientras acá se beben un promedio de dos copas al año, en Asturias la cifra es de 80 litros. Dada la calidad de la que se hace en Puebla, y tomando en cuenta que es artesanal, deberíamos darle una oportunidad en cada vez más barras y mesas de la república.
Los beneficios en la salud
Por si aún no te decidías a hacerte más experto en el arte de beber sidra, tenemos más datos que podrían interesarte. A pesar de ser deliciosa y tener una gran historia, la sidra es buena para la mejorar varios aspectos del funcionamiento de tu cuerpo. Actúa como un digestivo natural y tiene una gran cantidad de antioxidantes.
Además es una bebida rica en polifenoles, como la quercetina, que ayuda a combatir alergias; es una bebida depurativa y diurética, que favorece la eliminación de ácido úrico y la regulación de los niveles de azúcar en la sangre. De igual forma es útil para prevenir la formación de cálculos renales.
Fuentes: Great British Chefs | Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural | Newsweek