Es indiscutible: todo el mundo ama los tacos. Especialmente si son de pastor. Se trata de uno de los platillos favoritos de nacionales y extranjeros cuando de comida mexicana hablamos, y es que son inigualables: su sabor y su presentación super colorida, coronada con su cebollita, cilantro y piña que los hace super vistosos y únicos en su especie.
Y es que si algo distingue a los tacos de pastor es la propia forma en la que se prepara la carne. Los tacos al pastor no serían lo mismo si no llevaran ese magnífico adobo que hace magia a la hora de dar sabor y sazonar un buen taco.
Y es que si algo distingue a los tacos de pastor es la propia forma en la que se prepara la carne. Los tacos al pastor no serían lo mismo si no llevaran ese magnífico adobo que hace magia a la hora de dar sabor y sazonar un buen taco. Y no, no necesitas tener un trompo de pastor para preparar la carne para tacos al pastor en tu casa. Aquí te contaremos todo lo que tienes que saber para que tu carne quede con el típico sabor, casi que le estarás haciendo competencia a tu taquería favorita. ¡Manos a la obra!
Qué carne usar para hacer carne al pastor
Pierna
Aunque esta pieza del cerdo es una de las más secas porque no tiene grasa intramuscular, tiene una textura agradable cuando se cocina correctamente y es un corte rendidor que le suele gustar a la mayoría de los comensales.
Papada
Extraída de la parte inferior del cuello del puerco. Es una pieza de carne muy suave y tiene una textura un tanto gelatinosa, es una parte del cerdo muy económica y bien cocinada es todo un manjar.
Cabeza de lomo
Mi favorita para hacer tacos al pastor, esta pieza proviene de la espalda y cabeza del cerdo. Tiene un marmoleado de grasa lo que le da mucho sabor y humedad, por lo que es ideal para hacer tacos a la parrilla.
Remoja los chiles y los desvenamos. Una vez que estén bien limpiecitos, licua los chiles, la cebolla, el clavo, las pimientas, el orégano, el jugo de naranja y el vinagre de manzana. Todo de una vez para preparar el adobo.
Marina la carne de cerdo en el adobo que acabas de preparar. Guarda en un refractario amplio y deja reposar al menos tres horas para que se adhiera bien el sabor.
Por último, fríe la carne. En cuanto quede bien doradita y cocida, retírala cuando esté dorada. Aquí puedes cortarla del tamaño que tu prefieras.
Sirve en tortillas calientes y corona con un poco de cebolla, cilantro y su piñita. ¡Provecho!
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