Si despertaron hoy con resaca, antojo de un desayuno picoso o ganas de un desayuno de campeones, esta receta de salsa de chilaquiles rojos es deliciosa y adecuada, además les garantizamos 100% que va a picar por estar hecha de chile de árbol.
Así que tengan cuidado con la cantidad de chiles que le agregan, un par será más que suficiente para un litro de salsa roja para chilaquiles rojos.
¿Quién inventó los chilaquiles?
Si le preguntan a un extranjero de dónde son los chilaquiles les responderán de inmediato que surgieron de México y la creatividad de uno de nosotros. Tal vez sea obvio, pero si nos remontamos a sus orígenes nos damos cuenta que sabemos realmente poco. Se presume que los chilaquiles tienen un origen prehispánico o de la época colonial, esto gracias a que los ingredientes básicos (chile y tortilla) eran nativos, pero los complementos como el queso, cebolla y pollo llegaron con la conquista y la influencia europea.
¿Hay registros históricos sobre los chilaquiles?
En 1571 el misionero franciscano Alonso de Molina mencionó por primera vez la salsa de chile en su Vocabulario en Lengua Castellana y Mexicana, a la que los nativo llamaban chilmulli o «salsa de chile». Se presume que para aprovechar las tortillas endurecidas de días antes, se bañaban en chilmulli para suavizarlas.
Posterior a eso, el primer registro literal que se tiene de los chilaquiles fue en 1821 en el recetario Arte nuevo de cocina y repostería acomodado al uso mexicano de la editorial Casa de Lanuza Mendía.
Parte los jitomates por la mitad y asalos con la cebolla, los dientes de ajo y los chiles limpios. Estos últimos retíralos cuando se inflen y llévalos a remojar con un chorrito de agua caliente.
Licúa hasta que se vean como una mezcla uniforme los chiles, jitomates, cebolla, ajo, sal al gusto y una taza de caldo de pollo o del agua con la que remojaste los chiles.
Sofríe la salsa con un poco de aceite y baja el fuego a lumbre media. Cuando comience a hervir rectifica el sabor de sal, agrega 1/2 taza de pollo o más de ser necesario para aligerar un poco la textura. Agrega las ramas de epazote limpias y deja hervir unos cinco minutos más a fuego bajo.
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