Las estufas ecológicas son una realidad a la que muchos no nos hemos asomado en México. Se trata de un modelo de cocción amigable con el medio ambiente —que ha empezado a implementarse desde hace dos décadas en poblaciones rurales de México— y ha demostrado tener tantas ventajas, que eventualmente todos deberíamos pensar en dejar de usar gas para sumarnos a esta alternativa.
¿Cómo funciona una estufa ecológica?
Básicamente es fogón con mejoras que lo hacen más eficiente y estético, y menos contaminante. Consiste en una cámara baja construida con ladrillos o bloques de adobe (muchas veces recubierta de barro), que encima lleva una especie de comal dividido en tres o cuatro espacios independientes, y que finaliza en una chimenea alta que evita que el humo se concentre en la cocina.
Construir una no requiere de mayor complejidad, por eso es que su uso ha probado en pueblos donde es fácil conseguir los materiales, así como la leña seca que es su único combustible.
Usarla es fácil. Lo único que hay que hacer es encender con un ocote o cerillos los trozos de madera, avivar el fuego unos minutos, cerrar la pequeña puerta de acceso libre de aire, asegurarse de la cantidad de calor que sube a los comales (a modo de hornillas) y, en dado caso, regular la temperatura retirando o adicionando madera.
¿Cuáles son sus ventajas?
Las estufas ecológicas son benéficas por donde se les vea. Primero, porque prescinden de combustibles fósiles que, para obtenerse, resultan altamente contaminantes para el medio ambiente. Ahora bien, como la parte baja de la estufa funciona a modo de horno, logra cocinar en la mitad del tiempo que implicaría un método normal. Esta velocidad de cocción permite un ahorro de hasta un 60% de leña.
Como este artefacto está diseñado con materiales aislantes que concentran toda a temperatura dentro, elimina prácticamente todas las posibilidades de quemaduras que son bastante frecuentes cuando se usa un fogón. Esto es bastante funcional si hay niños en casa.
Otro de sus aspectos más importantes es que la forma en que está construida evita las emisiones de humo hasta en un 90%, por lo que produce mucho menos hollín que una estufa convencional y, el poco que llega aparecer con el tiempo de uso, es fácil de retirar. Todo el humo procedente de la combustión en el horno es directamente arrojado al exterior, lo cual ayuda a evitar intoxicaciones y enfermedades del sistema respiratorio relacionadas con el contacto prolongado con el dióxido de carbono.
A pesar de que en una gran ciudad resultaría un poco engorroso conseguir madera para cocinar de esta forma todos los días, no es tampoco cosa del otro mundo. En mercados locales puedes conseguir este insumo sin problemas, y a muy bajo costo. Además, si piensas en todo lo que le estás ahorrando al medio ambiente con una estufa ecológica, seguro ni sientes el viaje para conseguir lo necesario para echarla a andar.
Fuentes: UNAM | Renovables Verdes