Actualmente la mastografía es el principal estudio para detectar el cáncer de mama, pero es posible que en un futuro cercano se utilice un nuevo sensor flexible que se adapta a la forma de los dedos, y permite localizar tumores al medir los cambios y la distribución de la presión en el pecho. Una gran ventaja de este método es que las mujeres no se exponen a la radiación, y el proceso es menos doloroso.
El médico se coloca estos sensores tipo guantes, y aplica una presión constante a los pechos. Los sensores son capaces de detectar diferencias en la textura entre un pecho normal y uno con tumores. Se logra una mejor precisión ya que se trata de una palpación digital capaz de medir la distribución de la presión en 144 localizaciones a la vez.
El sensor tiene un grosor de 8 micrómetros, es un estructura ligera, porosa, transparente y delgada. Está compuesto por transistores orgánicos, interruptores electrónicos hechos de carbono y oxígeno y una estructura de nanofibras sensibles a la presión. Puede medir con exactitud radios de hasta 80 micrómetros (el equivalente a dos veces el espesor de un cabello humano).
Faltan los últimos detalles para la comercialización de este sensor, que se espera dentro de tres años. El principal problema es la fabricación de los materiales que lo componen. Tendremos que estar al pendiente de este prometedor método de detección.
Vía | El País
Imagen | 2016 Someya Laboratory
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