Todos los años, del 1 al 7 de agosto se celebra la semana mundial de la lactancia, con la finalidad de fomentar la lactancia materna y mejorar la salud de los bebés en todo el mundo. En estas fechas se conmemora la Declaración de Innocenti, creada en agosto de 1990, donde varios gobiernos, la OMS, la UNICEF y otras organizaciones se comprometieron a proteger, promover y apoyar la lactancia materna.
Este año, la OMS busca crear consciencia entre la población en general para que apoyen a las madres a amamantar en cualquier momento y en cualquier lugar. La lactancia materna se tiene que aprender y muchas mujeres se topan con dificultades al principio. Muchas de las prácticas de rutina, tales como la separación de la madre y el bebé, el uso de salas de recién nacidos, y la suplementación con fórmula infantil, en realidad hacen que sea más difícil para las madres y los bebés la lactancia.
Sabemos que la lactancia materna es una de las maneras más eficaces para garantizar la salud y la supervivencia infantil. Si cada niño fuera amamantado a una hora de haber nacido, se le diera únicamente leche materna durante los primeros seis meses de vida, y se mantuviera la lactancia materna hasta los dos años, se salvarían unos 800 000 niños cada año. En el mundo actual, menos del 40% de los niños menores de seis meses de edad son amamantados exclusivamente.
La leche materna es el alimento ideal para los recién nacidos y bebés. Les brinda todos los nutrientes que necesitan para un desarrollo saludable, además contiene anticuerpos que ayudan a proteger a los bebés de enfermedades comunes de la infancia como diarrea y neumonía, las dos causas principales de mortalidad infantil en todo el mundo.
A diferencia de la leche materna, la fórmula infantil no contiene anticuerpos. Cuando la fórmula infantil no se prepara con el cuidado adecuado, existen riesgos derivados ya sea por el uso de agua contaminada, un equipo no esterilizado o la posible presencia de bacterias en la fórmula en polvo. En lugares de escasos recursos, se ha visto que diluyen de más la formula infantil para que alance por más tiempo, llevando a una mala nutrición.
Más allá de los beneficios inmediatos para los niños, la lactancia materna contribuye a una vida de buena salud. Los adolescentes y adultos que fueron amamantados cuando eran bebés son menos propensos a tener sobrepeso u obesidad. Ellos mismos también son menos propensos a tener diabetes de tipo II y tienen un mejor desempeño en las pruebas de inteligencia.
La lactancia materna también beneficia a las madres. La lactancia materna exclusiva funciona como una forma de método anticonceptivo natural, aunque no a prueba de fallos, se calcula un 98% de protección en los seis primeros meses después del parto. Además la lactancia reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario, protege contra la diabetes tipo II, y la depresión posparto. Las madres que amamantan tienden a recuperarse más fácil y rápidamente del parto; la hormona oxitocina, liberada durante la lactancia, ayuda a regresar al útero a su tamaño normal y puede reducir la hemorragia postparto.
Debido a malas políticas laborales, muchas madres que regresan al trabajo abandonan la lactancia materna, ya que no tienen tiempo suficiente, o un lugar para amamantar y/o almacenar su leche. Casi el 60% de las mujeres trabajadoras en todo el mundo no tienen beneficios legales como la licencia de maternidad.
Para fomentar la lactancia es importante que las mujeres cuenten con un lugar seguro, limpio y privado en o cerca de su lugar de trabajo. Además de considerar otras condiciones como maternidad con goce de sueldo, modalidades de trabajo a tiempo parcial, guarderías, lugares para extraer y almacenar la leche materna, intervalos para amamantar, entre otras.
Imágenes | WHO
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