Comes saludablemente y haces ejercicio regularmente, pero ¿Estas frustrado de qué los números en la báscula no disminuyen? Probablemente, sin darte cuenta, estás siendo víctima de algún acto de sabotaje alimenticio. Aquí te explicamos algunos errores dietéticos y algunas estrategias para evitarlos.
1. Comer como un atleta
Las bebidas deportivas, los geles azucarados, las barras energéticas y las malteadas de proteínas prometen ayudarte en tu desempeño deportivo, por eso muchas personas que hacen ejercicio regularmente consumen este tipo de productos. Pero si ya consumes las calorías necesarias para tu cuerpo, y estás tratando de bajar de peso haciendo ejercicio, este tipo de alimentos deportivos lo único que pueden ocasionar es que no bajes de peso.
En la mayoría de las sesiones de ejercicio de una hora o menos, el mejor alimento para recuperarte es el agua. Si realizas más de una hora de ejercicio de alta intensidad, entonces debes de evaluar si existe un beneficio al consumir una bebida deportiva. La mayoría de las personas que realizan ejercicio de forma natural, se benefician más de productos integrales y naturales.
2. Debilidad en el fin de semana
Muchas personas aprovechan los fines de semana para hacer trampas en sus dietas. Comer 30 por ciento más comida de la que tu cuerpo necesita, en tan solo los dos días del fin de semana, puede ocasionar que tengas más antojos y hambre el resto de la semana. Además estarás de peor humor y probablemente realizaras menos actividad física. Así que atascarte de pizza o pastel durante el fin de semana puede evitar que llegues a tus objetivos de pérdida de peso y aumentes de peso.
Para evitar esto, es importante que pienses que toda la semana debes de comer de forma saludable. Si tienes debilidad de comida chatarra durante los fines de semana, una recomendación es consumir pequeñas porciones de chocolate o galletas durante la semana, obviamente las porciones deben de ser pequeñas. Así evitaras que durante el fin de semana se disparen tus antojos.
3. El efecto “orgánico”
Se ha demostrado que el hecho de que un empaque presente la palabra “orgánico”, hace que las personas piensen que se trata de un alimento más bajo en calorías, bajo en grasa, más nutritivo y con más sabor, comparado con las opciones no orgánicas. Esto puede ocasionar que comamos más de estos productos.
Así que no te dejes llevar por una sola palabra, siempre lee las etiquetas nutricionales para que conozcas los ingredientes y las porciones.
4. Tomar pastillas para bajar de peso
Un estudio demostró que los sujetos que toman suplementos para bajar de peso, consumen, en promedio, 29 por ciento más snacks y bebidas azucaradas, comparados con sujetos que toman la misma pastilla sabiendo que es un placebo. Posiblemente tomar estas pastillas hace que la gente sea más optimista en sus esfuerzos para bajar de peso y se permita comer de más.
Recuerda que consumir suplementos sólo funciona como una ayuda extra cuando se sigue una dieta balanceada y controlada en calorías. No importa cuántas pastillas para bajar de peso te tragues, si tu dieta es mala no veras ningún efecto.
5. Ilusiones Ópticas
Cuando estamos a dieta, los postres pueden ser nuestro peor enemigo, sobre todo si incluyen algún ingrediente saludable. Un postre no saludable que tiene una cobertura con un ingrediente saludable, puede reducir la percepción del contenido calórico y ser consumido en exceso. Un helado adornado con fruta es percibido como que tiene 125 menos calorías que el mismo helado sin ningún tipo de complemento.
Cuando veas un postre cubierto con frutas o nueces, piensa cual es la porción adecuada que deberías de consumir si ese postre no tuviera cobertura. O puedes preparar postres saludables desde un inicio.
6. Comer con prisa
Se sabe que las personas que mastican cada bocado por 30 segundos comen menos, no solo en ese momento, si no también durante el resto del día. Llevamos vidas muy ajetreadas, pero es importante que nos demos nuestro tiempo al comer. Se cree que uno de los beneficios de comer lento es que le da tiempo al cerebro a registrar que estamos llenos y parar de comer.
Trata de siempre tener un espacio durante el día destinado a comer. Tomate tu tiempo entre cada bocado. Enfócate en la comida, no tengas distracciones mientras comes, o sea nunca comas viendo televisión.
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